La
gestión bergogliana no se centra sobre el dogma. Para Bergoglio, la
doctrina es un conjunto de ideas abstractas que nada pesan sobre la
realidad, de hecho nunca habla de los dogmas en concreto. Bergoglio,
es un activista, de esos que hemos conocido en la vida política.
Para él, todo es actividad. Cuando la acción pasa a ser el centro
de la vida de una persona, no se ata a ninguna doctrina propiamente
dicha. Es lo que Perón hizo en el plano político y lo que él
imita. Aquí se explica de algún modo la acusación de rigidez, que
hace sobre quienes siguen coherentemente una doctrina y ajustan sus
acciones a ella.
EL
DISCERNIMIENTO. – El puro y
escueto hombre de acción, solo sabe ver lo que pasa, prefiere
escuchar atentamente, y saca conclusiones sobre los hechos: esto en
el lenguaje bergogliano se llama discernimiento.
HOMO
DIALECTICUS. – El hombre sin
doctrina, es un simple dialéctico, donde todo se resuelve por los
contrarios. ¿Pero dónde están los contrarios?, he aquí el gran
problema, pues la realidad de todos los días no es dialéctica. Como
la han calificado algunos, es una innecesaria complejidad. Entonces
aquí interviene el discernimiento, que en definitiva es quien fuerza
la realidad. El homo
dialecticus es, quien
sabe ver los contrarios en una acción determinada, donde el profano
no ve absolutamente nada.
CRITERIO
SUBJETIVO y CIRCUNSTANCIAL. – Esta
práctica dialéctica implica poseer un criterio; pero este criterio
está alejado del dogma, pues es una idea abstracta sin implicancia
en las acciones; por lo tanto el criterio es nétamente subjetivo; y
cuando se quiere ser objetivo, se obtiene que las circunstancias
pasan a estar en primer plano y desplazan todo indicio de doctrina.
EL
NUEVO ACTO MORAL. – Veamos
como funciona esto en el acto moral. ¿Tal acto es bueno o es malo?
Primero, escuchemos a los actores del acto moral, segundo se analizan
las circunstancias, tercero se discierne. Entonces se llega a una
conclusión de certeza: Tal
vez nosotros hubiésemos hecho lo mismo.
SIMPLE
LÓGICA DE VENDEDOR. – Este
criterio posee una lógica, la cual no es neoplatónica, ni
aristotélica, ni nada que se le parezca, es la lógica del vendedor
de automóviles, como muy bien la llamó Christopher Ferrara en The
Remnant. 1
AL
PODIO DE LOS DESMEMORIADOS. – Esta
lógica olvida, el dogma, el cual impregna toda la vida del católico;
pues no es una idea abstracta, sino un misterio: he aquí la
diferencia con la enfermiza ideología bergogliana; y es el misterio
que en la vida del católico lo impregna todo.
Nuestros
obispos bonaerenses, solos se han subido al podio de los hombres que
perdieron la memoria, como quien los encabeza, Sergio Fenoy, y se
muestran siempre dando muestras o de ignorancia o de una patente
voluntad de romper con la Iglesia Católica. Desde lo alto del podio
dirán estos insensatos que el doble lenguaje de los Amores de
Leticia:
...no
ofrece ningún cambio en la doctrina católica.
El
caso, es que se pretende aplicar el discernimiento en un solo caso
moral: el divorcio, es decir, aquellos que profanaron el sacramento
del matrimonio. Pero si se cambia un acto moral, es porque se cambia
toda la moral.
EPISCOPADO
MUY DISTRAÍDO. – Esta lógica
bergogliana se olvidó de muchas cosas.
Lo
primero que olvidaron quienes la practican, es la presencia de la
naturaleza humana caída por el pecado, donde fue el poeta Ovidio
quien decía:
Veo
lo mejor, lo alabo; pero yo hago lo peor.
EL
IMPERIUM DE LAS CIRCUNSTANCIAS. – Esta
lógica construida por estos charlatanes, olvida una simple tesis de
cualquier tratado de ética general: Las circunstancias pueden
atenuar o agravar el hecho moral; pero nunca cambiarlo, pues a pesar
de ellas, lo malo y lo bueno seguirán siendo malo y bueno. Por ello
si se discierne, quien cree no ser culpable del mal, comienza a serlo
también subjetivamente, pues lo malo siempre es malo.
CUANDO
NO EXISTE DOCTRINA. – Esta
lógica dialéctica, olvida lo que la arroja al basurero: el misterio
de la Santísima Trinidad: No es el Espíritu Santo quien engendra al
Hijo, sino el Padre. El Espíritu Santo, quien actúa, es una
procesión. La acción humana es una procesión, y como procesión se
basa en un criterio surgido de una hipóstasis de Fe, plasmada en una
doctrina enseñada por Jesucristo.
Toda
acción que no fue plasmada y santificada con la doctrina de
Jesucristo, es improcedente y mala por cuanto está fuera de la Fe.
EL
JUICIO DE LUCIFER. – El
discernimiento bergogliano es un juicio, no solo sobre las personas,
sino sobre sus hechos. Como juicio es prematuro, lleno de errores,
subjetivo, y fuera del misterio católico. Resumiendo, es el juicio
de Lucifer que lleva lentamente a la idolatría centrada en las
pasiones humanas de una naturaleza que actúa contra sí misma.
NACIMIENTO
DE VENUS. – Desde este
escenario de la lógica del mecánico de automotores, nace de las
espumas del mar, la nueva Venus de su hermosa Tesis Dialéctica:
Discernimiento vs. Rigidez.
– ¡Oh!...,
¿por qué tanta rigidez? – se pregunta Bergoglio.
Por la
doctrina, Bergoglio, doctrina que no cambia.
EL
DIOS DE LAS SORPRESAS. – Después
de todo, si se profana la Eucaristía manoseándola con la mano; si
es bueno darle la comunión a un protestante, como afirmaba en
privado Benedicto XVI; si ahora se puede comulgar en pecado mortal
sin confesarse; entonces, ¿por qué no se puede profanar el
sacramento del matrimonio?, ¿por qué no se puede comulgar en pleno
divorcio consciente y efectivo? ¿Por qué tanta rigidez?
Como
vemos, es la dialéctica la que nos lleva a una evolución, aquella
que va hacia el Averno, y cuando llegan a él, dirán que hallaron al
Dios de las sorpresas.
Por
supuesto, existe un solo Dios de las sorpresas, y es aquel que
encontrarán en el día del juicio final. 2
No hay comentarios:
Publicar un comentario