Calesita

domingo, 3 de abril de 2022

Vexilla Regis


El autor de este Himno, el cual se canta en vísperas durante la Semana de Pasión y la Semana Santa, es Venantius Fortunatus (530-609).
La poesía de Venancio marca el límite entre la antigüedad romana y la literatura medieval. Nació cerca de la actual Treviso y estudió en Rávena.
En el 565 peregrina en agradecimiento hacia la tumba de San Martín de Tours, estableciéndose dos años después en Poitiers. Allí fue ordenado sacerdote y en el 599 obispo de dicha ciudad.
Este himno en honor a la Santa Cruz, lo compuso el autor, cuando el emperador Justino II y la emperatriz Sofía envían un trozo de la Cruz, a la reina Radegunda, que se había retirado a un monasterio cerca de Poitiers. El himno, junto con otros, acompañó la reliquia en su procesión.

Hymnus in honore sanctæ crucis / Himno en honor a la Santa Cruz
El texto original del himno sufrió con el paso del tiempo modificaciones, reformas y añadiduras.
Describir el proceso donde los himnos de Venancio llegaron hasta los textos actuales, es todo un rompecabezas. Para el texto original, sigo el texto presentado por la Biblioteca Augustana 1, el cual está tomado de una edición de Berlín en 1881, editado por Friedrich Leo en Auctores antiquissimi IV/1.
En el año 1632, el Papa Urbano VIII reformó todos los himnos que se cantaban en las horas litúrgicas. Como se ve, la reforma protestantizada de Bugnini se toma de la posibilidad de reformar los textos originales, sobre todo en una época, donde el autor carecía de todo valor. Por supuesto, es necesario decir que Urbano VIII era católico, mientras Bugnini fue sacado del Vaticano por masón.
Al mismo tiempo, el texto sufrió variantes, en manos de los monasterios. Personalmente sigo en la música al rito monástico, el cual se muestra en el vídeo al final del artículo, basado en textos del 1934. Para los que no siguen el rito monástico, dejamos el texto que se canta en la liturgia gregoriana.
Para que el lector entienda esto, dejo la traducción versificada del texto romano. Sobre el texto latino dejamos tres versiones: el que se considera original, el monástico que va entre paréntesis simultáneo al texto original en nuestro comentario, y el romano reformado por el papa Urbano VIII.
Las estrofas 2, 7 y 8 del original, se omiten cuando el canto se emplea en la liturgia.
Un autor anónimo posterior, agregó las dos estrofas finales en honor a la Santa Cruz.
1. El texto latino 1

Texto Original

Texto reformado por Urbano VIII

1

Vexilla regis prodeunt,

fulget crucis mysterium,

quo carne carnis conditor

suspensus est patibulo.

1

Vexilla Regis prodeunt;

Fulget Crucis mystérium,

Qua vita mortem pértulit,

Et morte vitam protulit.

2

Confixa clavis viscera

tendens manus, vestigia

redemptionis gratia

hic inmolata est hostia.


3

Quo vulneratus insuper

mucrone diro lanceæ,

ut nos lavaret crimine,

manavit unda et sanguine.

3

Quæ vulnerata lanceæ

Mucrone diro, criminum

Ut nos lavaret sórdibus,

Manávit unda et sánguine.

4

Inpleta sunt quæ concinit

David fideli carmine,

dicendo nationibus:

regnavit a ligno deus.

4

Impléta sunt quæ concinit

David fidéli carmine,

Dicendo natiónibus:

Regnávit a ligno Deus.

5

Arbor decora et fulgida,

ornata regis purpura,

electa, digno stipite

tam sancta membra tangere!

5

Arbor decora et fulgida,

Ornata Régis purpura,

Elécta digno stípite

Tam sancta membra tángere.

6

Beata cuius brachiis

pretium pependit saeculi!

statera facta est corporis

praedam tulitque Tartari.

6

Beáta, cujus bráchiis

Prétium pependit sæculi,

Statera facta córporis,

Tulitque prædam tartari.

7

Fundis aroma cortice,

vincis sapore nectare,

iucunda fructu fertili

plaudis triumpho nobili.


8

Salve ara, salve victima

de passionis gloria,

qua vita mortem pertulit

et morte vitam reddidit.




9

O Crux, ave, spes única,

Hoc Passiónis témpore 1

Piis adáuge grátiam,

Reísque dele crímina.



10

Te, fons salútis, Trínitas,

Collaudet omnis spíritus:

Quibus Crucis victóriam

Largiris, adde præmium.

Amen.


2. Nuestro Comentario
Estamos ante uno de los himnos más grandes de la liturgia occidental. Poder entender el himno, es menester conocer el dogma de la Redención, dogmas hoy olvidados por muchas de nuestras nefastas y necias autoridades eclesiásticas, que actúan sin ninguna base dogmática.
Del dogma se pasa a la poesía, y es allí donde interviene la mística, con su lenguaje propio, donde las palabras indican que son insuficientes para expresar el misterio representado.

Primera estrofa
Esta insuficiencia del lenguaje, es lo que percibimos en la primera estrofa. He aquí una versificación castellana del texto romano:
Las banderas reales se adelantan
Y la Cruz misteriosa en ellas brilla:
La Cruz en que la Vida sufrió muerte
Y en que sufriendo muerte nos dio vida.

Texto Original
Texto reformado por Urbano VIII
1
Vexilla regis prodeunt,
fulget crucis mysterium,
quo carne carnis conditor
suspensus est patibulo.
1
Vexilla Regis prodeunt;
Fulget Crucis mystérium,
Qua vita mortem pértulit,
Et morte vitam protulit.

Es la cruz del misterio, pues la Vida de Jesucristo sufrió la muerte y sufriendo la muerte otorgó la Vida para quienes siguen este estandarte. El texto latino reformado por Urbano VIII contrapone los verbos pértulit, y protulit, ambos verbos compuesto del verbo irregular fero en Pretérito Perfecto, uno con la preposición per y el segundo con la preposición pro: per-fero: llevar la vida hasta la muerte; y pro-fero sacar la vida de la muerte.
Por su parte Venancio es más descriptivo, el texto monástico no hace caso a la reforma barroca de Urbano, y mantiene el original de los dos últimos versos, el cual afirma que el Creador de la carne, en carne subió al patíbulo.
Tercera estrofa
Ella sostuvo el sacrosanto cuerpo
Que al ser herido por la lanza dura
Derramó sangre y agua en abundancia
Para lavar con ellas nuestras culpas.
Así se versificó en castellano la versión de Urbano VIII; la monástica mantiene el original, y en ambos casos no varía el sentido amplio.
Quien fue herido por la lanza arroja agua y sangre para lavar la Humanidad. El agua lava los crímenes y la sangre purifica lo lavado. Si Juan el Bautista lavaba con agua la conversión, la sangre de Jesucristo lavó en forma definitiva la desordenada naturaleza humana.
Texto Original
Texto reformado por Urbano VIII
3
Quo vulneratus insuper
mucrone diro lanceæ,
ut nos lavaret crimine,
manavit unda et sanguine.
3
Quæ vulnerata lanceæ
Mucrone diro, criminum
Ut nos lavaret sórdibus,
Manávit unda et sánguine.

Cuarta estrofa
En ella se cumplió perfectamente
Lo que David profetizó en su verso,
Cuando dijo a los pueblos de la tierra:
"Nuestro Dios reinará desde un madero".
Texto Original
Texto reformado por Urbano VIII
4
Inpleta sunt quæ concinit
David fideli carmine,
dicendo nationibus:
(Dicens: In nationibus)
regnavit a ligno deus.
4
Impléta sunt quæ concinit
David fidéli carmine,
Dicendo natiónibus:
Regnávit a ligno Deus.

La cuarta estrofa hace mención a los Salmos que se atribuyen al rey David, concretamente al Salmo 95, el cual concluye de este modo:
(el Señor)... viene a gobernar la tierra. Gobernará la tierra con justicia; gobernará los pueblos con su verdad.
El salmo sufre un añadido que no se halla en la versión hebrea y falta en muchos códices griegos. El agregado al que hace referencia Fortunato, fue una nota útil para la enseñanza. El texto con este dato, lo cita Tertuliano, San Agustín y Gregorio de Tours; más aún, San Justino quien ignoraba que fuese un agregado didáctico, acusa a los judíos de haberlo borrado por hacer alusión a Jesucristo. Como se ve, figuraba en muchos textos de la época. San Justino escribe en griego, aún estando en Roma, señal que lo obtuvo de un texto griego. Esto hace que su apología se extienda en los textos latinos, donde lo toman el resto de los autores.
Esto era frecuente en los viejos textos, donde explicaciones y texto no se diferenciaban en absoluto. Y para dato de los protestantes, ignorantes en su gran mayoría, aún no existía la imprenta ni el derecho de autor.
Para explicarlo mejor, en casa poseo muchos libros usados, sus dueños anteriores hacían anotaciones en los márgenes, con lápiz o con tinta. Al leer el texto reconozco gracias a la imprenta que son añadiduras. Pero por entonces no existía imprenta y en algunos casos era difícil diferenciar texto de explicaciones. De allí que para los protestantes desaforados, que utópicamente siguen buscando el texto original, se hace forzoso decirles, que sin imprenta ellos no existirían, pues su tradición está ligada a las consecuencias inevitables de este invento renacentista.
No es de extrañar, que los reformadores del Vaticano II intentaran abolir el himno por esta cita, lo cual debe verse con una visión amplia. La mezquindad junto a la ultracorrección, no deben estorbar la piedad litúrgica. Más aún, al ingresar el himno en la liturgia, entra de hecho en la Tradición, algo que el Vaticano II olvidó definir, pues la liturgia es parte integrante de la Tradición. Es lo que Urbano VIII vio, y que los reformadores del Vaticano II nunca vieron, o no quisieron ver.
Y que Dios reina desde un madero, es Verdad, lo haya dicho David, o el anónimo que lo adosó. Por otra parte, David no escribió todos los salmos, sino que simplemente se le atribuyen, como aquí erróneamente también se le atribuye. Además esto es Verdad para los ignorantes iconoclastas musulmanes. Todos verán en breve este signo en los cielos, y se golpearán el pecho, pues Dios reina desde el madero.
Quinta estrofa
¡Árbol lleno de luz, árbol hermoso,
Árbol ornado con la regia púrpura,
Y destinado a que su tronco digno
Sintiera el roce de la carne pura!
Texto Original
Texto reformado por Urbano VIII
5
Arbor decora et fulgida,
ornata regis purpura,
electa, digno stipite
tam sancta membra tangere!
5
Arbor decora et fulgida,
Ornata Régis purpura,
Elécta digno stípite
Tam sancta membra tángere.

Árbol de Luz, Luz que brota de la sangre púrpura. La madera es elegida directamente por Dios, pues Jesucristo aceptó por obediencia la muerte que su Padre le ordenó padecer, y esta madera luminosa y púrpura tocó los miembros del Salvador de la Humanidad, al mismo tiempo está dispuesta para sufrir nuevamente la muerte por cualquier pecador que así lo necesite. Su renovación de la muerte se hace en el sacrificio de la misa tridentina tradicional, que así lo realiza.
Sexta estrofa
¡Dichosa Cruz que con tus brazos firmes,
En que estuvo colgado nuestro precio,
Fuiste balanza para el cuerpo santo
Que arrebató Su presa a los infiernos!
Aquí nos hallamos con variantes, las cuales no cambian el sentido general. El texto original, sufre cambios en el rito monástico, es el que colocamos entre paréntesis, al mismo tiempo el texto reformado mantiene con cambios el original. Es aquí donde vemos lo dificultoso de llegar al supuesto texto original, pues el presentado por la Biblioteca Augustana, puede ser tomado en duda.
Vemos un ejemplo de lo que sucede con todos los textos antiguos, sin excepción de ninguna índole.
Texto Original
Texto reformado por Urbano VIII
6
Beata cuius brachiis
pretium pependit saeculi!
(Sæcli pependit pretium)
statera facta est corporis
(Statera facta córporis,)
praedam tulitque Tartari.
(Prædámque tulit tártari.)
6
Beáta, cujus bráchiis
Prétium pependit sæculi,
Statera facta córporis,
Tulitque prædam tartari.
La Cruz es “beata”, bienaventurada, por lo dicho acerca de la Luz, la púrpura de la sangre que corrió por ella, y por su elección; pero falta algo más: La Cruz es la balanza de los siglos, donde colgó el precio necesario para rescatar del Tártaro la muerte, no solo del cuerpo sino también la eterna del espíritu. Hasta entonces, nada podía vencer el peso del platillo del Tártaro, siendo la Humanidad condenada a morir.
Cantan los versos del Salmo 48, atribuido al rey David:
Nadie puede rescatar al hombre de la muerte,
nadie puede dar a Dios su rescate;
pues muy caro es el precio de rescate de la vida,
y ha de renunciar por siempre
a continuar viviendo indefinidamente sin ver la fosa. (8-10)
La muerte de Jesucristo pudo vencer el peso de la muerte colgando en el platillo de la Vida, anulando los versos de David.
Estrofa nona
A ti, que eres la única esperanza,
Te ensalzamos, oh Cruz, y te rogamos
Que acrecientes la gracia de los justos
Y borres los delitos de los malos.
Texto monástico
Texto reformado por Urbano VIII
9
O Crux ave, spes única.
Hoc Passiónis tempore
Auge piis justitiam
Reisque dona veniam.
9
O Crux, ave, spes única,
Hoc Passiónis témpore 3
Piis adáuge grátiam,
Reísque dele crímina.

Esta estrofa se canta de rodillas en el Oficio de Vísperas. Es una adoración a la Luz que brota de ella, a la púrpura que pagó el rescate al Tártaro; Cruz que no solo es pasado, sino que sigue actuando, pues el precio del rescate otorga la Luz o la Gracia divina y borra los pecados y las culpas.
Décima estrofa
Recibe, oh Trinidad, fuente salubre,
La alabanza de todos los espíritus,
Y Tú que con tu Cruz nos das el triunfo,
Añádenos el premio, oh Jesucristo.
Amén
Texto monástico
Texto reformado por Urbano VIII
10
Te Summa Deus Trinitas,
Collaudet omnis spiritus :
Quos per Crucis mysterium
Salvas, rege per sæcula. Amen.
10
Te, fons salútis, Trínitas,
Collaudet omnis spíritus:
Quibus Crucis victóriam
Largiris, adde præmium.
Amen.

Como sucede en todos los himnos, la última estrofa es una doxología a la Trinidad, adaptada en este caso a la victoria del misterio de la Cruz.
El vídeo que va a continuación, está tomado en vivo de la Abadía de Barroux, los monjes colocan todas sus oficio, excepto los nocturnos, para que puedan seguirse. Este es el link de la abadía. El texto está tomado del Antiphonale Monasticum pro Diurnis Horis de 1934, Páginas 383 y 384.


1 http://www.hs-augsburg.de/~harsch/Chronologia/Lspost06/Venantius/ven_intr.html
2 En la festividad de la Exaltación de la Santa Cruz, se dice: In hac triumphi gloria!
3 Ibídem.

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