Calesita

sábado, 26 de agosto de 2017

A Luján sin pingos


En la Argentina, más propiamente en la llanura, aquí llamada pampa, el caballo, es un ser esencial a esta geografía, y adquiere nombres específicos. Según la calidad, puede ser un matungo cuando es de baja calidad, siendo su oponente el pingo. Los pingos toman a su vez distintos nombres, según el color de su pelaje; puede ser entre otros bayo, overo o ruano.
Confieso que solté una carcajada, cuando leí la noticia por AICA, que el obispo de Mercedes, Mons. Agustín Radrizzani, pedía que concurrieran el domingo 24 de septiembre a la 73ª Peregrinación Gaucha al santuario mariano de Luján, diciendo:
..les pido que traten de venir con otros medios para no perjudicar a los animales.
Sí estimado lector, quien lo dijo no es la presidenta de una sociedad protectora de cuadrúpedos, sino un obispo argentino, quien no quiere pingos en la peregrinación.
Esperé unos días, para ver si el obispo se rectificaba, o mandaba al frente al supuesto responsable de esta idiotez, pero fue inútil. El purpurado salesiano, se hace cargo de la insensatez más grande que oí en toda mi vida.
Pedirle a un gaucho que deje el caballo y vaya en coche, o micro, es rebajarlo de categoría, cosa que don Agustín hace sin tapujos. El gaucho es el caballero de la pampa, es un centauro, y hacerlo ir a pie, no solo es degradarlo, sino desclasarlo y terminar de borrarlo en la faz de la tierra.
Como dijera Domingo F. Sarmiento, masón grado 33 de la logia de Buenos Aires, en uno de sus tantos ataques de furia, que la sangre del gaucho solo servía para abonar la tierra.
En esto Radrizzani y Sarmiento caminan por la misma senda, aunque de distinto modo.
Me extraña esto de Agustín, por ello no daba crédito a la noticia, él proviene de Bernal, una ciudad vecina a Quilmes, donde los gauchos reunidos en Centros Tradicionalistas, como El Rodeo, son muchos. He visto algunos que el viernes bajaban del automóvil y el sábado montaban a caballo para bajarse del caballo el domingo y subirse al coche el día lunes.
Pero más incomprensible se me torna esta insensatez, cuando los salesianos montan a caballo en sus muchas escuelas agrícolas de la pampa, para sus labores camperas. He visto entre los salesianos a verdaderos gauchos, existía uno que en toda homilía cual otro Hernández, recitaba sextinas en lenguaje gauchesco.
Cuando dijimos que el episcopado argentino, no condice con la inteligencia media del pueblo argentino, el cual los supera ampliamente, no mentimos.
Y no se puede proseguir este tema sin exponer la Tradición católica en este campo.
¿Se imaginan a Jesucristo rechazando la profecía de entrar a Jerusalén, montado en un pollino, para no maltratar al cuadrúpedo?
¿Se imaginan a Saulo en su camino a Damasco siendo derribado de su caballo, pues no solo perseguía a Jesucristo sino que maltrataba al equino?
¿Y qué decir de los grandes y nobles pingos que pasaron a la historia? ¿Qué decir de Bucéfalo, el gran caballo de Alejandro Magno? ¿Qué de Othar, caballo de Atila, que donde pisaba no crecía el pasto? ¿Qué de Babieca, el noble caballo del Cid Campeador? ¿Qué del virtual matungo Rocinante?
Ramon Llull (1232-1316), escribe un tratado sobre la caballería, en el mismo eleva extensamente al caballo, como al bruto más noble de todos ellos. Llull era un hombre medieval, y en ese entonces primaba el sentido común; hoy estos personajes viven en la modernidad, donde se ha perdido el más común de los sentidos, de allí la ideología de género y el no maltratar al equino.
Sé que muchos se preguntarán la causa de semejante tontería, donde hallamos un obispo en tierra de auténticos centauros, que niega toda una historia a sus espaldas. Por lo que se ve, todo es fruto de su papolatría, pues se lee en la noticia:
El prelado fundamentó su petición en la encíclica 'Laudato si’ del papa Francisco y pidió a los sacerdotes de la diócesis que difundan su carta en las comunidades.
Como se ve, el problema de la diócesis no es recibir en los monasterios virtuales, bolsos repletos de dólares provenientes de ciertos políticos, sino peregrinar a caballo.
Nadie mejor que el gaucho sabe cuidar su caballo, sobretodo cuando hace grandes distancias. Nadie va a una peregrinación con un matungo. No todos poseen un animal para estos menesteres, sino varios, a los que van turnando. Puede verse en cualquier película de John Ford, como la caballería militar desmonta a intervalos y marcha a pie, para darle descanso al caballo. Es que estos obispos, ni siquiera vieron cine.
No puede ser, que un total inexperto, que ni siquiera sabe montar a caballo, legisle ahora sobre el centauro pampeano.
Me duele tener que decir todo esto, pues hemos sido compañeros de estudios por un tiempo, y en la escuela filosófica que tuvimos, el sentido común era esencial, algo que el obispo parece haber perdido de vista con el andar de los acontecimientos, siendo hoy el hazmerreír con sus documentos. No entiendo a quien ya Bergoglio desfenestró en una ocasión, lo siga hasta el punto del ridículo en un escrito de tan poca monta, como el 'Laudato si’.
Pero esto mucho más me duele, porque sé que Bergoglio se alegra con estas declaraciones, pues ya tiene preparado el sustituto, y en cualquier momento puede decir: ¿No ven que estos no sirven ni para recibir una peregrinación de gauchos?
Por supuesto, luego hablan de la inculturación y se llenan la boca de esta tontería, para después actuar contra toda una tradición vigente de siglos.
Propongo a todos estos obispos bergoglianos, que cambien el Génesis, y donde Dios dice en el día sexto:
Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza, para que domine sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados y sobre las bestias de la tierra, y sobre cuantos animales se mueven sobre ella. (1,26)
Se diga:
Hagamos al hombre para que cuide, sirva y no maltrate a los peces del mar, a las aves del cielo, a los ganados y a las bestias de la tierra, y a cuantos animales se mueven sobre ella.

He aquí la hipocresía de los bergoglianos: el caballo no fue creado para el hombre, sino el hombre para el caballo. Pero,... ¿quién es aquí el caballo?


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