En la
Argentina, más propiamente en la llanura, aquí llamada pampa, el
caballo, es un ser esencial a esta geografía, y adquiere nombres
específicos. Según la calidad, puede ser un matungo cuando
es de baja calidad, siendo su oponente el pingo. Los pingos
toman a su vez distintos nombres, según el color de su pelaje; puede
ser entre otros bayo, overo o ruano.
Confieso
que solté una carcajada, cuando leí la noticia por AICA, que el
obispo de Mercedes, Mons. Agustín Radrizzani, pedía que
concurrieran el domingo 24 de septiembre a la 73ª Peregrinación
Gaucha al santuario mariano de Luján, diciendo:
..les
pido que traten de venir con otros medios para no perjudicar a los
animales.
Sí
estimado lector, quien lo dijo no es la presidenta de una sociedad
protectora de cuadrúpedos, sino un obispo argentino, quien no quiere
pingos en la peregrinación.
Esperé
unos días, para ver si el obispo se rectificaba, o mandaba al frente
al supuesto responsable de esta idiotez, pero fue inútil. El
purpurado salesiano, se hace cargo de la insensatez más grande que
oí en toda mi vida.
Pedirle
a un gaucho que deje el caballo y vaya en coche, o micro, es
rebajarlo de categoría, cosa que don Agustín hace sin tapujos. El
gaucho es el caballero de la pampa, es un centauro, y hacerlo ir a
pie, no solo es degradarlo, sino desclasarlo y terminar de borrarlo
en la faz de la tierra.
Como
dijera Domingo F. Sarmiento, masón grado 33 de la logia de Buenos
Aires, en uno de sus tantos ataques de furia, que la sangre del
gaucho solo servía para abonar la tierra.
En
esto Radrizzani y Sarmiento caminan por la misma senda, aunque de
distinto modo.
Me
extraña esto de Agustín, por ello no daba crédito a la noticia, él
proviene de Bernal, una ciudad vecina a Quilmes, donde los gauchos
reunidos en Centros Tradicionalistas, como El Rodeo, son muchos. He
visto algunos que el viernes bajaban del automóvil y el sábado
montaban a caballo para bajarse del caballo el domingo y subirse al
coche el día lunes.
Pero
más incomprensible se me torna esta insensatez, cuando los
salesianos montan a caballo en sus muchas escuelas agrícolas de la
pampa, para sus labores camperas. He visto entre los salesianos a
verdaderos gauchos, existía uno que en toda homilía cual otro
Hernández, recitaba sextinas en lenguaje gauchesco.
Cuando
dijimos que el episcopado argentino, no condice con la inteligencia
media del pueblo argentino, el cual los supera ampliamente, no
mentimos.
Y no
se puede proseguir este tema sin exponer la Tradición católica en
este campo.
¿Se
imaginan a Jesucristo rechazando la profecía de entrar a Jerusalén,
montado en un pollino, para no maltratar al cuadrúpedo?
¿Se
imaginan a Saulo en su camino a Damasco siendo derribado de su
caballo, pues no solo perseguía a Jesucristo sino que maltrataba al
equino?
¿Y
qué decir de los grandes y nobles pingos que pasaron a la
historia? ¿Qué decir de Bucéfalo, el gran caballo de Alejandro
Magno? ¿Qué de Othar, caballo de Atila, que donde pisaba no crecía
el pasto? ¿Qué de Babieca, el noble caballo del Cid Campeador? ¿Qué
del virtual matungo Rocinante?
Ramon
Llull (1232-1316), escribe un tratado sobre la caballería, en el
mismo eleva extensamente al caballo, como al bruto más noble
de todos ellos. Llull era un hombre medieval, y en ese entonces
primaba el sentido común; hoy estos personajes viven en la
modernidad, donde se ha perdido el más común de los sentidos, de
allí la ideología de género y el no maltratar al equino.
Sé
que muchos se preguntarán la causa de semejante tontería, donde
hallamos un obispo en tierra de auténticos centauros, que niega toda
una historia a sus espaldas. Por lo que se ve, todo es fruto de su
papolatría, pues se lee en la noticia:
El
prelado fundamentó su petición en la encíclica 'Laudato si’ del
papa Francisco y pidió a los sacerdotes de la diócesis que difundan
su carta en las comunidades.
Como
se ve, el problema de la diócesis no es recibir en los monasterios
virtuales, bolsos repletos de dólares provenientes de ciertos
políticos, sino peregrinar a caballo.
Nadie
mejor que el gaucho sabe cuidar su caballo, sobretodo cuando hace
grandes distancias. Nadie va a una peregrinación con un matungo.
No todos poseen un animal para estos menesteres, sino varios, a los
que van turnando. Puede verse en cualquier película de John Ford,
como la caballería militar desmonta a intervalos y marcha a pie,
para darle descanso al caballo. Es que estos obispos, ni siquiera
vieron cine.
No
puede ser, que un total inexperto, que ni siquiera sabe montar a
caballo, legisle ahora sobre el centauro pampeano.
Me
duele tener que decir todo esto, pues hemos sido compañeros de
estudios por un tiempo, y en la escuela filosófica que tuvimos, el
sentido común era esencial, algo que el obispo parece haber perdido
de vista con el andar de los acontecimientos, siendo hoy el
hazmerreír con sus documentos. No entiendo a quien ya Bergoglio
desfenestró en una ocasión, lo siga hasta el punto del ridículo en
un escrito de tan poca monta, como el 'Laudato si’.
Pero
esto mucho más me duele, porque sé que Bergoglio se alegra con
estas declaraciones, pues ya tiene preparado el sustituto, y en
cualquier momento puede decir: ¿No ven que estos no sirven ni para
recibir una peregrinación de gauchos?
Por
supuesto, luego hablan de la inculturación y se llenan la boca de
esta tontería, para después actuar contra toda una tradición
vigente de siglos.
Propongo
a todos estos obispos bergoglianos, que cambien el Génesis, y donde
Dios dice en el día sexto:
Hagamos
al hombre a nuestra imagen y semejanza, para que domine sobre los
peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados y sobre
las bestias de la tierra, y sobre cuantos animales se mueven sobre
ella. (1,26)
Se
diga:
Hagamos
al hombre para que cuide, sirva y no maltrate a los peces del mar, a
las aves del cielo, a los ganados y a las bestias de la tierra, y a
cuantos animales se mueven sobre ella.
He
aquí la hipocresía de los bergoglianos: el caballo no fue creado
para el hombre, sino el hombre para el caballo. Pero,... ¿quién es
aquí el caballo?
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