El
escritor y filósofo franco-suizo Olivier Clerc, nacido en Ginebra,
publicó una obra titulada: "La rana que no sabía que estaba
hervida... y otras lecciones de vida".
En su
libro, Clerc emplea la fábula de una rana que nada en una olla
puesta al fuego lento, como este batracio regula su temperatura, no
percibe el peligro al que está expuesto, cuando se da cuenta de la
trampa, ya no puede saltar de la olla, pues toda su energía la
dilapidó en adaptarse a la temperatura cambiante, así muere
hervida.
ESTRATEGIA
DE LA RANA HERVIDA. – La
estrategia de la Revolución Vaticana, parece ser esta: tomar la
Iglesia como un batracio, al que se lo hace hervir a fuego lento,
hasta anularla en toda su ebullición.
La
idea no es mía, la expone muy bien Francesco Lamendola, de quien
extraigo estos párrafos: 1
Si
Bergoglio es un innovador, y lo es ciertamente, su método consiste
en la estrategia de los pequeños pasos...
Podemos
llamarla, y algunos la llamaron, la estrategia de los pequeños
pasos: es aquella en la cual la neoiglesia se está sustituyendo, un
poco a la vez, una palabra o un gesto a la vez, por la verdadera
Iglesia Católica, …
Pequeños
pasos, pero cotidianos, metódicos, implacables: es un pequeño paso
al día, esto significa un enorme cambio en el arco de cuatro años y
medio.… el cambio aparece como enorme, radical y, tal vez
irreversible: esta no es más la Iglesia de hace apenas cinco años
atrás.
Todo
esto lo ejemplifica con uno de los misterios centrales del
catolicismo, la eucaristía.
Cuando,
por ejemplo, hablan del misterio de la Santa Eucaristía,... no usan
la palabra transubstanciación como debe hacer un buen católico,…
sino la palabra teofanía, detrás de la apariencia de una cierta
originalidad y tal vez imprecisión del lenguaje, él está buscando,
como siempre, su estrategia de los pequeños pasos: está elevando a un centésimo de grado la temperatura del agua en la cual la rana
está inmersa.
UN
EJEMPLO DE MUESTRA. – Confirmo lo que afirma Lamendola, obsérvese lo que me escribió una persona hace unos
quince días:
Hace
cuatro o cinco años, un teólogo católico -el cuál estudió hebreo
en Israel, leía en hebreo y escribía en hebreo- me dijo que en poco
tiempo se cambiaría el concepto de transubstanciación. Que la
Iglesia (los teólogos, incluyéndose él) ya estaban trabajando en
eso. Le dije:
– ¡Es
una locura!
Me
dijo:
– No,
porque lo que importa es que verdaderamente esté Jesús en la
eucaristía; que lo importante es que no cambiará en nada la verdad
de que Jesús está con su cuerpo, su alma y su divinidad en la
Sagrada Hostia. Lo que cambiará es la explicación de cómo es que
sucede ese milagro.
Me
dijo que la transubstanciación no explicaba bien la manera en que
Dios está en la eucaristía.
Me dijo también, que cuando suceda
eso, (el cambio de concepto de transubstanciación por el otro
concepto, que no recuerdo el nombre [teofanía]) no habrá que perder
la Fe; porque solo es un cambio de explicar la manera en que Jesús
está en la Hostia consagrada...
Como
se ve, la Revolución Vaticana se venía preparando con toda
disciplina y método, comenzando por los círculos de intelectuales
católicos.
SILENCIO
CÓMPLICE. – El momento ha
llegado, y los que se hacen llamar príncipes de la Iglesia, callan y
callando otorgan... O como dicen los partidarios de la Revolución
Vaticana, no existen cambios dogmáticos en estos años de Revolución
Vaticana. ¿No sé qué cambio esperan que se produzcan en realidad?
Son las ranas dentro del agua que eleva su temperatura. Estos
batracios en vísperas de su cocción, creen estar adaptando sus
estructuras a la modernidad.
Y esto
último no es mío, sino de la jerarquía episcopal argentina, donde
su nuevo presidente afirmó como plan de acción futura, entre otras
cosas, adaptar las estructuras eclesiales porque eran obsoletas. Me
recordó a Martini, el manager de Bergoglio, quien afirmó que la
Iglesia estaba atrasada unos doscientos años.
EPISCOPADO
OBSOLETO. – Pero existen
otras cosas que demuestran que la jerarquía episcopal argentina, es
una de las peores en su género. Al escuchar los discursos de su
novedoso presidente, inmerso de lleno en la Revolución Vaticana,
recuerdo los discursos que me vendieron los “Curas del Tercer
Mundo” en la década del 70. La diferencia de la iglesia argentina,
de entonces a la de hoy, es que entonces quienes optaban por “la
iglesia de los pobres”
eran un puñado de sacerdotes que caminaban por la cornisa entre
verdad y herejía. Hoy lo hace como descubrimiento el episcopado en
pleno, y no camina por la cornisa, está de lleno en la herejía. Por
favor, no esperen, epíscopos argentinos, que vuelva a comprar la misma
sanata de la década del 70: realmente, ahora sí que son obsoletos.
XENÓFOBOS
SENSATOS. – Sin embargo no
todo es como en la Argentina. Al episcopado polaco, el cual fue
tildado por Bergoglio de xenófobo, se sumó el episcopado de Estados
Unidos.
La
asamblea de obispos de dicho país, descartó para presidirla, como indeseable al candidato de
Bergoglio, Cupich, a quien ya mencionamos en nuestros artículos:
hombre que no conoce siquiera las elementales leyes divinas.
La
razón de su rechazo es lo más sensato que he escuchado.
Sacerdotisas, diaconisas, pastores casados, ceremonias cultuales
donde solo se lee la Biblia, aborto, divorcio y otras venenosas
yerbas, todas se encuentran en un cúmulo de credos diseminados por
ese país. Si la Iglesia Católica se hace igual a ese mosaico de
religiones, los fieles que asisten a la iglesia católica se les van en
masa; lo que llamamos en nuestros artículos, la desolación.
La
Iglesia Católica de Estados Unidos, no quiere morir, como muere la
belga, la alemana, y como sucede con la iglesia argentina, donde los
católicos huyen hacia los pentecostales; después de todo, ¿dónde
está la diferencia entre luteranos e iglesia católica argentina,
luego de este halloween de 2017 ? O como afirma Kasper: Entre
luteranos y católicos no existen diferencias doctrinarias. Ergo, ¿qué esperamos?, sigamos el ejemplo de Begoglio y vayamos en masa al pentecostalismo...
LAS TRES RANAS. – La
rana polaca, saltó de la olla, porque es xenófoba; la rana
estadounidense saltó de la olla, porque no quiere ser hervida; la
rana argentina se queda dentro de la olla dilapidando toda su energía en adaptarse a la modernidad, porque se siente obsoleta,
desmemoriada y sobretodo, insensata.
1
http://chiesaepostconcilio.blogspot.com.ar/2017/11/la-rana-bollita-di-bergoglio-francesco.html
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