La
estrategia que Bergoglio puso en práctica durante casi cinco años, la vemos firmada de puño y letra. Luego de visitar el Museo del
Memorial Bangabandhu, en Dhaka (Bangladesh) el 30 de noviembre. Allí Bergoglio firma el libro de visitantes, usando como nombre,
“Francisco” y como ocupación “Obispo católico
romano”.
Estamos
ante otro monumento de este sofista. En su firma aparecen afirmaciones que parecen ciertas, pero
son mentiras desde el punto que se las desee mirar:
a.
Si es “Francisco” es Papa y por ende no
es un simple “Obispo católico romano”.
b.
Si es un “Obispo católico romano”,
entonces no es “Francisco”.
Bergoglio
es la encarnación del arte de lo incongruente, ambiguo, desconcertante, tal como lo
leemos desde El Manifiesto en una entrevista al filósofo
Francisco José Soler Gil, quien desarrolla excelentemente el sofisma
bergogliano, entrevista que reproducimos integramente a continuación, desde este enlace →.
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