La
crisis presente de esta Iglesia, fue preanunciada hace mucho tiempo
por los mensajes del cielo. Sucede que todos estos mensajes se
arrojaron al basurero, porque nos decían estos sabihondos,
que la fe no requería de ellos. Entre ellos se encuentra el otrora
Card. Ratzinger, que es aún hoy Benedicto XVI.
Así
nos enseñaban que eran revelaciones privadas, opuestas a la
Revelación de la Fe. Estos genios de la teología, no lograban
discernir entre la Revelación eterna y la profecía temporal y
oponían la eternidad con el vulgar mensaje temporal, pues le era
contrario.
Los
mensajes no aludían a la Revelación, sino al camino con el cual
esta Revelación debía tropezar. Esto es profecía. Acontece que
el profeta, para ser profeta, debe ser perseguido, pues a quienes va
dirigida la profecía nunca comprenden su esencia.
Una
cosa es la esencia y otra muy distinta es la existencia. La
Tradición es nuestra esencia, pero el Camino de dicha Tradición es
nuestra existencia. Los mensajes del cielo aludían a la existencia,
al Camino, cosa que molestaba, pues estorbaba las veleidades de
muchos.
Así
como existieron oráculos en el Antiguo Testamento, existen oráculos
en el Nuevo Testamento, fuera de toda Tradición escrita u oral,
pues no atañen a su esencia, sino a la vida que dicha esencia debe
transmitir.
A
estos ciegos no se les puede hablar de aparicionismo,
pues salen diciendo como Bergoglio, que son simples correos, y
solo admiten lo que la estructura eclesial afirma.
BULA
PROFÉTICA
De
este modo y para toda esta gente, apelo a un escrito realmente
profético firmado por Paulo IV, quien preanuncia estos tiempos y
otorga las herramientas para enfrentarlos.
Para
interpretar una profecía, se debe ser profeta de algún modo,
esta es la causa por la cual el escrito fue pésimamente interpretado
por los sedevacantistas. Como reflejé en otros contenidos, el
sedevacantismo entre Juan XXIII y Benedicto XVI, es una gigantesca
estupidez, es un pozo en la cual cayeron muchos ciegos.
Una
cosa es el error, y otra la herejía. Se puede cometer un error,
pero construir una estructura basada en dicho error, ya es herejía.
Muchos sacerdotes y prelados comenten errores, pero de ningún modo
son herejes ni pretenden construir una herejía.
Hoy
tenemos un sedevacantismo de facto y no de jure, por las razones
que ya expuse en otros artículos, como ser una renuncia a la forma
del papado, pero no a su materia; y un papa electo que manifiesta
abiertamente haber caído en herejía doctrinal y moral.
Por
este motivo expongo este texto polémico pero real, surgido de las
entrañas mismas de la Iglesia. Me refiero a la Bula Acerca del
peligro de autoridades heréticas, escrita por Paulo IV en 1559.
Luego de este somero análisis, dejo sobre el final el texto bilingüe
completo; el cual fue tomado de Documenta Catholica Omnia.
La
Bula no es a mi criterio una exposición de infalibilidad pontificia,
ni mucho menos un dogma, sino mas bien un escrito de sentido
común,
Para
algunos es un escrito jurídico, no contradigo esta opinión;
pero la ley se basa en la disciplina, la disciplina se basa en el
orden y el orden se basa en la doctrina. Nótese como todo está
relacionado.
Por
todos estos motivos llamo a este escrito: profecía. En ella se
hallan los elementos útiles para responder a las situaciones
críticas de nuestro tiempo.
LA
BULA
En
el Exordio se afirma que es obligación del Papa:
1.
Poseer una asidua vigilancia.
2.
Excluir del rebaño de Cristo
...para que no prosigan con la enseñanza del error ...aquellos que
en estos tiempos:
a.
ya sea por el predominio de sus
pecados;
b.
aquellos que se levantan contra la
disciplina de la verdadera Fe de un modo realmente perverso;
c.
aquellos que trastornan con recursos
malévolos y totalmente inadecuados la inteligencia de las Sagradas
Escrituras.
Todos
estos desprecian ser discípulos de la Verdad.
Hoy
hallamos los mismos síntomas de esta enfermedad,
pero la clerecía que tiene en sus manos la Iglesia, ni vigila ni
separa, y oculta bajo la alfombra a los que son denunciados por el
predominio de sus pecados.
Desde
el irresponsable Juan XXIII hasta la fecha que no se separa de la
iglesia a estos desviados, excepto los que cuestionan esta
decadencia.
Sin
embargo hoy este mal llega al clímax
por su § 1: Más alto está el
desviado de la Fe, más grave es el peligro.
¿Qué más alto puede estar, que oficiando falsamente de Vicario de
Cristo?
¿Y
si este desviado de la Fe fuese “papa”? Afirma la Bula: que si
fuese encontrado desviado de la Fe, podría ser acusado.
Bergoglio
ya es fácil blanco de acusaciones,
las cuales pululan numerosas todos los días, y se ataja diciendo
que se puede criticar al papa. No Bergoglio, esto no es así.
Primero
se le presentaron dudas, luego se le hicieron correcciones,
hoy hacemos acusaciones, y de ningún modo son críticas.
Críticas eran al inicio, ahora que ningún espíritu demoníaco
cambie la carátula de lo que se le enrostra a Bergoglio.
¿Por
qué hacemos acusaciones?
...para
que no acontezca algún día que veamos en el Lugar Santo la
abominación de la desolación, predicha por el profeta Daniel;...
Con
Bergoglio, Kasper, Marx, Cupich, Maradiaga y Malley la desolación
está a las puertas del Vaticano,
bajo la mirada impávida e ineficiente de nuestros timoratos
cardenales, que ya se parecen a
perros mudos, o mercenarios.
Esto
motiva lo que se afirma en el § 2:
1.
...aprobamos y renovamos todas y cada una de las sentencias, censuras
y castigos de excomunión,
suspensión, interdicción y privación, u otras, de cualquier modo
adoptadas y promulgadas contra los herejes y cismáticos...
2.
...queremos y decretamos que dichas sentencias, censuras y castigos,
sean observadas perpetuamente (ac
perpetuo)... y deben permanecer con todo su vigor.
3.
Y queremos y decretamos que todos
aquellos que hasta ahora hubiesen sido encontrados, o hubiesen
confesado, o fuesen convictos de haberse desviado de la Fe Católica,
o de haber incurrido en alguna herejía o cisma, o de haberlos
suscitado o cometido; o bien los que en el futuro se apartaran de la
Fe... o lo confiesen, o lo admitan, de cualquier grado, condición y
preeminencia, incluso Obispos, Arzobispos, Patriarcas, Primados, o de
cualquier otra dignidad eclesiástica superior; o bien Cardenales, o
Legados perpetuos o temporales de la Sede Apostólica, con cualquier
destino;... en fin queremos y decretamos que cualquiera de ellos
incurra en las antedichas sentencias,
censuras y castigos.
En
el § 3 se priva ipso facto de todo oficio eclesiástico
cuando se incurre en herejía o cisma.
Este
punto es esencial, pues quien cae en herejía de alguna forma, como
lo muestra elocuentemente la fotografía donde Bergoglio se arrodilla
ante los pastores pentecostales, quien cae en este tipo de herejía,
pierde ipso facto toda su autoridad, de nada sirve ahora que
se lo eleve a la silla ocupada de Pedro.
Por
ello se dice que automáticamente caen todos sus títulos:
...quedarán
privados ... de sus jerarquías, y de sus iglesias catedrales,
incluso metropolitanas, patriarcales y primadas; del título de
Cardenal, y de la dignidad de cualquier clase de Legación, ...
Pero
no solamente caen ipso facto los títulos:
...quedarán
privados ... además de toda voz activa y pasiva, de toda
autoridad,...
También
pierden toda su autoridad en el cuerpo de la Iglesia:
...quedarán
privados ... de toda autoridad,...
Para
que esta pérdida de cargos, enseñanzas o autoridad no se requiere
un trámite burocrático previo, como ser un concilio como afirma
el artista del arte de besar, "Tucho"; no se requiere sínodo, ni
consistorio, pues se afirma expresamente:
...sin
necesidad de ninguna instrucción de derecho o de hecho,...
La
causa de esta medida extrema es grande, pues es un gran crimen...
...con
su prevaricación pecan más gravemente que los otros, pues que no
sólo se pierden ellos, sino que también arrastran consigo hasta la
perdición los pueblos que les fueran confiados
Esta
Constitución no es transitoria ni posee tiempo de expiración, pues
la Fe no es transitoria y su envase no tiene fecha de vencimiento:
...esta
Nuestra Constitución, válida a perpetuidad, contra tan gran crimen
-que no puede haber otro mayor ni más pernicioso en la Iglesia de
Dios-...
Por
último esta pérdida de autoridad total no posee por arrepentimiento
un regreso a su primera autoridad, pues...
...siendo
del todo contrarios e incapacitados para tales funciones, serán
tenidos además como relapsos y exonerados en
todo y para todo, incluso si antes hubiesen abjurado públicamente en
juicio tales herejías. Y no podrán ser restituidos, repuestos,
reintegrados o rehabilitados, en ningún momento, a la prístina
dignidad que tuvieron,...
Y
continúa la dureza de esta bula afirmando que las autoridades
eclesiales caídas en herejía...
...serán
tratados y estimados, y además evitados como relapsos y exonerados,
de tal modo que habrán de estar excluidos de todo consuelo
humanitario.
En
el § 5 se excomulga ipso facto a todos los que favorezcan a
herejes o cismáticos:
Incurren
en excomunión ipso facto todos los que conscientemente osen acoger,
defender o favorecer a los desviados o les den crédito, o divulguen
sus doctrinas; sean considerados infames,...
Por
otra parte, quienes estén bajo dicha autoridad, caducada por
herejía...
...
nadie estará además obligado a responderles acerca de ningún
asunto.
En
§ 6 se declara la nulidad de todas las promociones o elevaciones de
desviados en la Fe.
Por
dicha lógica, Bergoglio en ningún instante fue Papa, pues su
elección fue y es nula:
Agregamos
que si en algún tiempo aconteciese que un Obispo, incluso en función
de Arzobispo, o de Patriarca, o Primado; o un Cardenal, incluso en
función de Legado, o electo Pontífice Romano
que antes de su promoción al Cardenalato o asunción al Pontificado,
se hubiese desviado de la Fe Católica, o hubiese caído en herejía,
o incurrido en cisma, o lo hubiese suscitado o cometido, la promoción
o la asunción, incluso si ésta hubiera ocurrido con el acuerdo
unánime de todos los Cardenales, es nula, inválida y sin
ningún efecto; y de ningún modo puede considerarse que
tal asunción haya adquirido validez, por aceptación del cargo y por
su consagración, o por la subsiguiente posesión o cuasi posesión
de gobierno y administración, o por la misma entronización o
adoración del Pontífice Romano, o por la obediencia que todos le
hayan prestado, cualquiera sea el tiempo transcurrido después de los
supuestos antedichos.
Tal
asunción al papado por parte de Bergoglio es ilegítima, por tal
motivo sus encíclicas, enseñanzas, homilías son inválidas y
carecen de fuerza, si bien, ya para algunos de nosotros son causa de
jocosidad:
Tal
asunción no será tenida por legítima en ninguna de sus partes, y
no será posible considerar que se ha otorgado o se otorga alguna
facultad de administrar en las cosas temporales o espirituales a los
que son promovidos, en tales circunstancias, a la dignidad de obispo,
arzobispo, patriarca o primado, o a los que han asumido la función
de Cardenales, o de Pontífice Romano, sino que por el contrario
todos y cada uno de los pronunciamientos, hechos, actos y
resoluciones y sus consecuentes efectos carecen de fuerza, y no
otorgan ninguna validez, y ningún derecho a nadie.
Los
laicos no estamos obligados a obedecer a estos nuevos desviados de la
Fe, como se muestran en la Argentina a los hijos predilectos de
Bergoglio: Poli, Ojea, Colombo y otros. Estos, por apoyo
incondicional a las herejías de su “papa negro”, adolecen
de todo derecho eclesial sobre nosotros. Nadie nos puede obligar por
obediencia a cambiar nuestro Fe: ni un sacerdote, ni un obispo, ni un
cardenal, ni un papa negro, ni un ángel del cielo.
Esta
decisión de sentido común, la hallamos en el § 7, donde se nos
enseña que los fieles no deben obedecer sino evitar a los desviados
en la Fe.
La
consecuencia de haberse desviado de la fe no requiere ningún tipo de
declaración:
...sin
necesidad de hacer ninguna declaración ulterior,...
Y
su causa es la siguiente:
...están
privados de toda dignidad, lugar, honor, título, autoridad, función
y poder;...
Desobedecer
a tales personas es perfectamente lícito:
...y
séales lícito en consecuencia a todas y cada una de las personas
subordinadas... ...sustraerse en cualquier momento e impunemente a la
obediencia y devoción de quienes fueron así promovidos o entraron
en funciones, y evitarlos como si fuesen hechiceros, paganos,
publicanos o heresiarcas,...
Avanza
la misma bula, haciendo lícito la fuerza secular para quitar estos
herejes del cuerpo de la Iglesia:
...(séales
lícito) requerir el auxilio del brazo secular, y no por eso los que
se sustraen de ese modo a la fidelidad y obediencia para con los
promovidos y titulares, ya dichos, estarán sometidos al rigor de
algún castigo o censura, como sí lo exigen por el contrario los que
cortan la túnica del Señor.
La
obediencia será restituida cuando cese la causa de dicha
desobediencia:
lo
que no obsta que estas mismas personas hayan de prestar sin embargo
estricta fidelidad y obediencia a los futuros obispos, arzobispos,
patriarcas, primados, cardenales o al Romano Pontífice,
canónicamente electo.
El
resto de los párrafos 8 y 9 son de forma, tan solo cierro con el
párrafo 10:
Por
lo tanto, a hombre alguno sea lícito infringir esta página de
Nuestra Aprobación, Innovación, Sanción, Estatuto, Derogación,
Voluntades, Decretos, o por temeraria osadía, contradecirlos. Pero
si alguien pretendiese intentarlo, sepa que habrá de incurrir en la
indignación de Dios Omnipotente y en la de sus santos Apóstoles
Pedro y Pablo.
CÓMO
ACTUAR
La
gran pregunta del laico en estos momentos difíciles, es saber cómo
moverse.
El
mismo Bergoglio presenta sin saberlo la solución. Todo se basa
en el discernimiento. El problema es que se debe tener un criterio
muy distinto del bergogliano para adoptar ciertas medidas. El
criterio tiene su base en la teología que genera un orden dentro de
la iglesia.
Mientras
todo se mueva en aguas de borrajas, el primer
criterio es elegir al sacerdote sin pecados y escándalos
manifiestos, afianzado en el orden establecido, sin excesos de
ningún tipo, desechando tal vez algún que otro error que pudiese
escapársele.
Errar
es humano, ser hereje es diabólico. La piedra del criterio
consiste en observar si el tal sacerdote o prelado es disciplinado.
La
disciplina garantiza el orden, la indisciplina es el camino fácil
para la herejía de nuestro tiempo.
No
se puede abandonar toda transmisión de la gracia como hacen algunos
sedevacantistas acerebrados, que por estar en crisis, se cierran
sobre su eterna lógica de fracasos. Esto implica la muerte no solo
de la iglesia, sino de la persona.
Finalizo
con otra apelación a los cardenales: más demoren en deponer este
papa negro, más daño harán a la Iglesia.