En un
libro del P. Anscar Chupungco osb, ex Presidente del Pontificio
Instituto litúrgico de Roma, el autor afirma que escuchó decir al
entonces Prelado Bugnini: "Io
sono la riforma liturgica!" 1,
opinión que el testigo no desestima, pues afirma que si no hubiese
sido por él, la reforma litúrgica no se hubiera dado. 2
Antes
de mencionar el Novus Ordo Missae que
rubricó la reforma litúrgica,
se hace necesario conocer a Monseñor Aníbal Bugnini. ¿Por qué?
Porque
si «La
réforme, c'est moi» 3,
es
imprescindible conocer al reformador.
Algunos
datos biográficos
Monseñor
Aníbal Bugnini nació en Civitella del Lago, en la región de Umbría
en Italia, durante el 1912. Fue miembro de los padres lazaristas. En
1938 se doctoró en teología con su tesis: De
liturgia eiusque momento in Concilio Tridentino
4.
En 1946 dirige la revista litúrgica: Ephemerides
liturgicae.
De 1948 a 1960 fue secretario de la Comisión para la Reforma
Litúrgica, creada por Pío XII. En 1957 fue profesor universitario
de la Pontificia Università Lateranense. Secretario de la Comisión
preparatoria para la liturgia del Concilio Vaticano II en el período
1959-1962. Desde 1964 fue secretario de la Comisión Litúrgica
instituida por Pablo VI para elaborar la Reforma Litúrgica, de
acuerdo a las pautas del Concilio Vaticano II.
Aires
Masónicos
Durante
este período comienza a circular versiones de su afiliación a las
logias masónicas. A este respecto afirma el vaticanista Sandro
Magister:
«En
1978, la oficial "Revista Masónica" saludó a Pablo VI,
que murió ese mismo año, como el primer papa "no enemigo".
En los años sesenta y setenta, en el impulso del deshielo del
Concilio Vaticano II, entre la Iglesia y la masonería existió una
gran diálogo. Y también un gran murmullo. Había rumores de
cardenales y prelados eminentes de la curia secretamente afiliados a
las logias. Circulaban copias de sus presuntos carnets. Incluso hoy,
en el charlatán folleto “Via col Vento in Vaticano” 5,
salió en febrero pasado (1999) por la pluma de anónimos monseñores,
un capítulo entero dedicado al "humo de Satanás", acerca
de la infiltración masónica entre los magnates de la curia. Y de
dos, el panfleto da nombre y apellido. El primero es Aníbal Bugnini,
el director de la reforma litúrgica postconciliar, terminó como
nuncio en Irán después de la finalización de su obra sobre "la
destrucción del antiguo rito de la Misa" y allí murió, de
acuerdo con el libelo, "de muerte natural provocada" por
sus mismos cabecillas de logia. El segundo es Sebastián Baggio, muy
influyente cardenal del Papa Giovanni Battista Montini. Él tenía el
poder de nombrar a los obispos de todo el mundo "y por lo tanto
promover las carreras de sus compañeros ocultos". Y en los dos
cónclaves de 1978 se presentó como candidato papal.» 6
El
periodista Mino Pecorelli, antes de su “trágica muerte”7
lo incluyó en sus listas, denunciando que su fecha de iniciación
fue el 23 de abril de 1963, siendo su número de código 1365/75 y su
nombre codificado BUAN.
Su
exilio a Teherán
En
un reportaje a cierto cardenal, del cual no se da el nombre, el Dr.
Robert Moynihan, en el Magacine Rorate Caeli, expone que
confidencialmente se le expuso el modo por el cual se detectó a
Bugnini como masón:
«Él
fue a una reunión con el Secretario de Estado llevando su maletín.
Era el 1975. Más tarde, esa noche cuando todos se habían ido a
casa, un monseñor encontró el maletín que había dejado Bugnini.
El Monseñor decidió abrirlo para ver quién era su dueño. Y cuando
lo abrió, se encontró con cartas dirigidas a Bugnini definido como
"hermano", de parte del gran Maestre de la masonería
italiana.»
Lo
cierto es que en 1976 se lo “exilia” como Nuncio en Irán, el
mismo Bugnini explica 8
que su salida de Roma se debe al crédito que dieron los rumores que
circulaban, y circulan sobre su supuesta afiliación a las logias.
Por
cierto, Monseñor Bugnini negó todo afirmando:
«...“ni [sé] qué es
(la masonería), ni qué hace, ni cuáles son sus fines.» 9
Respuesta
muy poco creíble en un Prelado de su nivel.
En
Teherán fue protagonista de los conflictos desatados durante la
Revolución Iraní, oficiando hábilmente para la Santa Sede. Murió
repentinamente en Roma en el 1982, bajo la sospecha de “muerte
natural provocada”,
como ya lo afirmó en su artículo Sandro Magister, haciéndose eco
del Libro Via
col vento in Vaticano.
A este
respecto un tal Matias Augé, escribe en un comentario sobre las
afirmaciones de su muerte 'provocada'.
«La
tesis de la muerte “natural provocada” de Bugnini es un
absurdo. Bugnini murió en la Clínica Pío XI (Roma), donde yo era y
soy capellán. Murió cerca de las ocho de la mañana, luego de
recibir la Santa Comunión de mis manos. El Prelado había sido
operado y debía salir de la Clínica [dado de alta] ese mismo día.
Cuando las hermanas enfermeras le llevaban el desayuno lo encontraron
muerto en el sofá. Los médicos redactaron la causal de su muerte y
está a disposición de quien desee conocer las circunstancias de su
deceso.»10
Si
bien dicho comentario no goza de credibilidad documental, por la
forma donde fue redactado, no se puede dejar pasar, que su relato
confirma que murió cuando estaba dado de alta, y nadie lo asistió
en su muerte.
Impericia teológica
Sobre
la personalidad de Mons. Bugnini, se afirman muchas cosas. Veamos qué
opinan de él, aquellos que lo conocieron.
En
un libro surgido en el 2005, publicado por Ediciones
Cristiandad,
el
cual
recoge
escritos inéditos del cardenal Ferdinando Antonelli, se puede leer:
«Ha
sido nombrado Secretario de la nueva Congregación del Culto Divino
el P. Annibale Bugnini, CM. Podría decir muchas cosas de este
hombre. He de añadir que Pablo VI lo ha apoyado siempre. No quisiera
equivocarme, pero la laguna más notable del P. Bugnini es la falta
de formación y sensibilidad teológica. Falta y laguna grave, porque
en la liturgia cada palabra y cada gesto traducen una idea que es
idea teológica. Tengo la impresión de que se ha concedido mucho,
sobre todo en materia de sacramentos, a la mentalidad protestante. No
es que el P. Bugnini haya creado estos conceptos, nada de eso, él no
ha creado, él se ha servido de mucha gente, y, no sé por qué, ha
introducido en el trabajo a gente hábil pero de matices teológicos
progresistas. Y, o no se ha dado cuenta, o no ha resistido, como no
se podía resistir a ciertas tendencias.» 11
Como
se puede apreciar, es corriente escuchar que Mons. Bugnini poseía
escasos conocimientos teológicos. También es más probable que se
hiciera el distraído en determinados conocimientos teológicos, para
manipular más cómodamente los ritos, lo cual en él es mucho más
creíble.
Circula
sobre él una correspondencia, donde es difícil de comprobar su
autenticidad. Todo el mundo conoce que la masonería, como toda
sociedad de alta conspiración, no deja rastros, ni documentos, y en
esto poseen sobrada experiencia y sobretodo mucha tradición. La
revista católica 30 Giorni de junio de 1992, publicó esta
cita de una supuesta carta enviada a Mons. Bugnini, donde se puede
leer:
«Querido
Buan, comunicamos el encargo que el Consejo de los Hermanos
estableció para ti, de acuerdo con el Gran Maestre y los Príncipes
Asistentes al Trono, y te obligamos (...) a difundir la
descristianización mediante la confusión de los ritos y de las
lenguas y de colocar padres, obispos y cardenales unos contra otros.
La Babel lingüística y ritual será nuestra victoria, como la
unidad lingüística y ritual fue la fuerza de la Iglesia (...) Todo
debe acontecer en el plazo de diez años.» 12
A lo que supuestamente
Bugnini responde en nota fechada el 2 de junio de 1967:
«Gran Maestro
incomparable, la desacralización prosigue rápidamente. Se publicó
otra Instrucción que entró en vigor el día 29 de junio p.p. Ya
podemos cantar victoria, porque la lengua vulgar es soberana en toda
la liturgia, inclusive en las partes esenciales (...) Se dio máxima
libertad de elegir entre varias formas, a la creatividad particular y
al ...caos. (...) En suma, con este documento creo haber impuesto el
principio de máximo libertinaje, según vuestras disposiciones.
Luché duramente contra mis enemigos de la Congregación para los
Ritos y tuve que recurrir a toda mi astucia para que el Papa la
aprobase. Por suerte, encontramos el apoyo de los amigos y hermanos
de Universa Laus, que son fieles. Agradezco por la suma enviada y
esperando verlo en breve, un abrazo. Vuestro Hermano Buan.» 13
Andrea Tornielli, quien
redacta el artículo con la cartas incluidas, afirma:
«El texto de las cartas,
de hecho, es muy inmediatista y grosero. En todo caso, las cartas
existen y los resultados concuerdan plenamente con los objetivos que
fijan.» 14
¿Pruebas, para qué?
Es difícil dar por seguro
lo que proviene de las logias masónicas, ya que, como afirmamos, no
dejan huellas ni rastros, solo se los conoce por su pensamiento y por
su forma de actuar, o casualmente, cuando nos saludan con su típico
apretón de manos de reconocimiento. Hoy como ayer, por sus
frutos los conoceréis. No
deben esperarse pruebas específicas; para un católico; las pruebas
sobran, bastan las obras; y las obras son sin lugar a dudas del Novus
Ordo,
y a él pertenecen el concilio
extramuros y
la Nueva Iglesia
Tan
solo la Providencia nos ha dejado un leve rastro, como prueba de su
advertencia, pues lo que se anunció y en su momento no se creyó, se
produjo.
En
resumen, Mons. Bugnini, es una personalidad curiosa y destacada por
su gran actividad y manipulación de la reforma, la cual por todas
las versiones de quienes lo conocieron, indica que pasó por su
arbitrio, de allí que también es creíble la supuesta expresión de
“io sono la riforma liturgica”; por ello, haciendo honor a sus
méritos muy bien ganados, por cierto, le hemos brindado en estas
pocas líneas el título de gran Arquitecto de la Reforma Litúrgica
. Su edificio máximo: El Novus Ordo Missae.
El
mismo Monseñor
Bugnini definió su propia persona:
«Esta es la «reforma
litúrgica más vasta que jamás se recuerda en la historia
multisecular de la iglesia» 15
Y en
otra parte afirma que por medio de ella se...
«tiende
a cambiar radicalmente la faz de las asambleas litúrgicas
tradicionales» 16.
El pez muere por la boca.
El
reformador Bugnini no puede ser más explícito, ha dejado de sí
mismo la mejor definición que podíamos buscar. No estoy
prejuzgando, pues aplico sus mismas palabras, que en este caso son
realmente lapidarias. Si el pez muere por la boca, Mons. Bugnini,
como Gran Arquitecto, se suicida por sus expresiones, pues sin
lugar a dudas revelan su ideología. Analicemos palabra por palabra:
En
primer lugar, llama al Novus Ordo Missae: reforma
litúrgica. Implica esto que a la liturgia le dio una nueva
forma: si la forma ha cambiado, es porque también existen cambios en
la hipóstasis que sustenta dicha forma. Como se puede
apreciar, no es un solo cambio externo, sino interno, pues lo uno
acompaña lo otro.
En
segundo lugar indica la proporción de la reforma, la cual es
la más vasta. Esto indica la extensión tanto de lo
reformado, como la geografía que abarcó dicha reforma.
En
tercer lugar, ha sido un hecho inédito, pues no se recuerda
en la historia multisecular de la iglesia algo semejante. Con esta
expresión, reconoce ampliamente lo novedoso de su aplicación, como
también afirma llanamente su falta de continuidad tradicional. No
existen modelos anteriores con la que se pueda comparar. Es como esas
batallas únicas, que deben describirse palmo a palmo para llevarse a
las bibliotecas de las academias militares y donde los futuros
oficiales puedan extraer todas las enseñanzas posibles.
En
cuarto lugar es un cambio radical pues afirma que su reforma
tiende a cambiar radicalmente. Nuevamente afirma su rotura con
la Tradición y con cualquier lineamiento histórico. Cambio radical
implica que se cambió de raíz, en otros términos afirma que el
cambio posee otra hipóstasis, pues la raíz es la hipóstasis
del cambio, esto implica que la relación lex credendi, lex
orandi, ha sufrido un cambio radical; en otros términos,
el cambio es una mutación.
En
quinto lugar el reformador muta la faz de las asambleas
litúrgicas, es decir produce, según sus palabras un cambio de
icono. El icono es la cara externa de la forma, pero si el icono
cambia, es porque la forma interna ha cambiado, y por supuesto, la
hipóstasis que sustenta la forma, también cambió. El
gatopardismo, en este terreno es imposible dada la relación entre fe
y oración.
En
sexto lugar, el cambio del icono se
produce sobre las asambleas litúrgicas
tradicionales, no se puede ser más
claro ni más preciso. Por ello Augusto del Río en su libro, El
Drama Litúrgico, trae de Monseñor
Bugnini, esta cita:
«No
se trata sólo de retoques en una obra de valor grande, sino a veces
es preciso dar estructuras nuevas a ritos enteros. Se trata de una
restauración fundamental, yo diría casi un cambio total y, para
ciertos puntos, de una verdadera nueva creación.» (Doc. Cath. Nº
1493, 7 de mayo de 1967). 17
Amplia bibliografía sobre la mutación
De
la obra surgida de sus manos, el Novus Ordo Missae, no entraré en su
análisis, pues otros la han realizado muy bien. Por ello, desde el
Breve
Examen Crítico del Novus Ordo Missae,
redactado por los cardenales Alfredo
Ottaviani prefecto
de la Congregación para la doctrina de la Fe y Antonio
Bacci,
– obrita que puede encontrarse en muchas páginas web – hasta la
reciente publicación: Come
andare a Messa senza perdere la fede (Como ir a misa sin perder la
fe) escrito
por don Nicola Bux, 18
hallamos
una línea de autores, que relatan la mutación producida y se
insertan en lo que Nuestra Señora solicita para estos difíciles
tiempos, donde hoy comprobamos, que las tinieblas se ha infiltrado
hasta el corazón mismo de la oración católica, y es en este Nuevo
Orden (de la Misa) que se produce ya en 1968 el fenómeno de comulgar
usando las propias manos, un año antes que Pablo VI apruebe el nuevo
misal romano.
El
lapidario testimonio de Louis Bouyer
Siempre
aparecen testimonios nuevos sobre su persona, por ello agregamos lo
que se lee en las memorias de Louis Bouyer (1913-2004). Bouyer es un
luterano converso al catolicismo porque apreciaba la liturgia romana,
a quien Paulo VI hasta quiso hacer cardenal. Entre muchas cosas, nos
dice Sandro Magister 19
de este teólogo y liturgista comentando sus memorias:
Llamado
a formar parte de la comisión preparatoria del Concilio Vaticano II,
Bouyer se percató inmediatamente, a simple vista de la grandeza pero
también de las miserias y en seguida se retiró. Encontraba
insoportable el ecumenismo barato de “Alicia en el país de las
maravillas”, que asomaba como un rugido en esa época...
Montini
quiso a Bouyer en el consejo para la reforma de los libros
litúrgicos, el cual estaba presidido “teóricamente”
por el
cardenal Giacomo Lercaro, “generoso” pero incapaz de resistir las
maniobras del “villano
y melifluo” Annibale
Bugnini, secretario y factotum
del
mismo organismo, “desprovisto
tanto de cultura como de honestidad”.
A
Bouyer le acaeció tener que remediar in extremis
una
horrible fórmula de la nueva II Oración Eucarística, en la cual
Bugnini quería quitar incluso el “Sanctus”. Y él tuvo que
reescribirla una noche, sobre la mesita de una trattoria
(restaurant)
del Trastevere, junto al liturgista benedictino Bernard Botte, el
texto de ese nuevo canon que se lee en las misas, con la preocupación
de tener que entregar todo a la mañana siguiente.
Pero
lo peor fue cuando Bouyer recuerda el perentorio “lo quiere el
Papa” con el cual Bugnini usaba para callar a los miembros de
la comisión cada vez que se le oponían, por ejemplo cuando
desmantelaba la liturgia de los difuntos o cuando purgaba los salmos
del oficio divino de los versículos “imprecatorios”.
Paulo
VI, conversando luego con Bouyer sobre una de estas reformas “que
el papa debía aprobar sin estar para nada más satisfecho que yo”
le preguntó: “¿Pero, por qué os habéis enredado en esta
reforma?”. Y Bouyer: “Pero porque Bugnini nos aseguró que
usted la quería absolutamente”. Al que Paulo VI: “¿Pero
esto puede ser posible? Él me dijo que ustedes estaban unánimes en
aprobarla…”.
Así
se movía Bugnini, como un pez en el agua, más aún, como un escualo
dando mordiscos a diestra y siniestra. Realmente necesitó de toda su
astucia, como algún dudoso documento afirma. Y sigue narrando Sandro
Magister:
Paulo
VI exilió al “despreciable”
Bugnini a Teherán como nuncio, recuerda Bouyer en sus “Mémoires”,
pero cuando ya el daño estaba consumado...
1---
”La reforma litúrgica soy yo”. Frase
similar a la empleada por Luis XIV para definir al estado francés
de finales del siglo XVII al afirmar: «L'État,
c'est moi»,
el Estado soy yo.
2---Una
síntesis del libro puede leerse en lengua
inglesa:
rorate-caeli.blogspot.com/2010/10/bugnini-i-am-liturgical-reform.html
; o en italiano:
blog.messainlatino.it/2010/10/annibale-bugnini-la-riforma-liturgica.html
3---
”La reforma soy yo”.
4---La
liturgia durante la época del Concilio de Trento.
6---El
artículo completo es del 19 de agosto de 1999 y puede leerse en
http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/7167
8---Cfr.
La Riforma Liturgica de Annibale Bugnini: "...al
credito che godettero a Roma le voci della sua presunta
affiliazione". Pp. 13 y 279.
9---Carta
a Pablo VI, 22 de octubre de 1975, citada por el mismo Bugnini en La
reforma, p. 81. Tomado de
http://missatridentinaemportugal.blogspot.com/2010/04/formacion-del-novus-ordo-miss-nom.html.
10---http://fidesetforma.blogspot.com/2009/07/sul-massone-bugnini.html#/architettura-sacra-tradizionale-/
11---Se
pueden ver algunas expresiones en
http://infocatolica.com/blog/novaetvetera.php/1004060124-reforma-liturgica-la-vision-d
13---Ibídem.
17---Augusto
del Río “El drama litúrgico”
18---Nombrado
por Benedetto XVI entre los Consultores de la Sagrada Congregación
para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
19–
http://magister.blogautore.espresso.repubblica.it/2014/09/16/le-fiammeggianti-memorie-del-convertito-che-paolo-vi-voleva-far-cardinale/
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