Calesita

Jorgito Frankenstein y el Nuevo Prometeo


En la novela de Mary Shelley, es el Dr. Víctor Frankenstein quien anima un verdadero monstruo construido con partes de cadáveres. Este es el icono del ecumenismo bergogliano, este es el Prometeo de esta modernidad, una unidad hecha con organizaciones que integran un nuevo ser, donde el catolicismo pasa a ser otro cadáver que trata de darle vida al nuevo monstruo.
Nuevamente es San Benito de Murcia, quien desenmascara a su verdadero artífice.
Vayamos en primer lugar a considerar las Tesis bergoglianas que confeccionan al Frankenstein o al Nuevo Prometeo:
PRIMERA TESIS:
Caminando, se actúa una conciencia (“nos damos cuenta”) de la unidad, afirma la primera tesis bergogliana sobre la unidad: La unidad se hace en el camino.
Mientras estamos en camino hacia la plena comunión entre nosotros, ya podemos desarrollar múltiples formas de colaboración, trabajar juntos para favorecer la difusión del Evangelio. Y caminando y trabajando juntos, nos damos cuenta de que ya estamos unidos en el nombre del Señor. La unidad se hace en el camino.1
Rechazo a la Tesis:
a. Falsa premisa: Si desglosamos la primera tesis, observamos que la acción de caminar, o de estar en camino, produce mágicamente la unidad. 
En la tercera tesis dirá que la magia se llama misericordia divina
Esta es la tesis básica de la modernidad: “En el principio fue la acción”. Bergoglio, se ve impelido de pertenecer a la modernidad, por tanto no puede comenzar de otro modo. El hombre es incoherente e inconstante, pero Lucifer mantiene su coherencia moderna desde el Fausto de 1808.
b. La unidad no es un resultado mágico: El hecho de estar juntos, según la tesis bergogliana, realiza la conciencia idealista hegeliana de la unidad; pero resulta que la unidad no es el estar juntos, sino formar un solo cuerpo. La conciencia no es el cuerpo, y dicho cuerpo no se puede formar cuando se poseen doctrinas distintas, es decir, conciencias opuestas. Esta nueva conciencia tiene que surgir de la muerte del cuerpo, para que finalice dicha conciencia. Por lo tanto, esta nueva unidad, este nuevo cuerpo, se debe montar en un laboratorio con cadáveres.
De varios cadáveres, solo puede surgir un Prometeo que rivaliza con Dios. Bergoglio experimenta en su laboratorio una unidad a lo Frankenstein, con distintos pedazos de cadáveres.
La unidad no es el resultado de una confederación de doctrinas, ni de un plan de trabajo en conjunto.
c. La unidad no puede poseer contradicción: Todo esto contradice el hecho de favorecer la difusión del Evangelio. ¿Qué evangelio se difunde? ¿Qué evangelio se anuncia? Hay un solo evangelio, y la división se produjo porque aparecieron varios evangelios, de entre ellos uno es verdadero y los otros falsos. ¿Quién tiene el evangelio verdadero se unirá para difundir el evangelio falso? ¿Quién mentirá anunciando un evangelio falso y pretenderá que le crean?
SEGUNDA TESIS: La unidad con los herejes produce la Fe.
Queridos hermanos y hermanas, unámonos a la oración que Jesucristo dirigió al Padre: «Que todos sean uno [...] para que el mundo crea» (Jn 17, 21). 2
Rechazo a la tesis:
a. Falsa hermenéutica: Como es lo habitual, Bergoglio, nuestro deficiente obispo, posee escasos conocimientos de hermenéutica. Es la ignorancia que lo muestra sabio. La oración de Jesucristo no se dirige hacia los que sostienen evangelios distintos, sino a los que enseñan la única doctrina del Padre y pide que formen una unidad como la forman las tres Personas de la Trinidad.
b. La unidad con los herejes, hace que el mundo no crea: No es necesaria la unidad con los herejes para que el mundo crea. Para que el mundo acepte la Fe, es necesario decir la Verdad, caso contrario nos tacharán de mentirosos o tontos. Los que se fueron de la iglesia, esto es, herejes y cismáticos, se fueron porque decían que no decíamos la Verdad; por lo tanto, ¿de qué unidad podemos hablar? ¿Acaso dicen que decimos la Verdad? Y si lo dicen, ¿por qué no vuelven de donde se fueron?
Para que el mundo crea, es necesario decir la Verdad de los acontecimientos, sin coherencia, nadie cree.
Como se deduce, no es la unidad con los herejes, el fundamento para que el mundo crea, al contrario, es el fundamento para que el mundo no crea en absoluto. Y esto lo dicen las estadísticas, después de cincuenta años de ecumenismo, el mundo nos cree cada vez menos y este ecumenismo funciona como vacuna, para que se rechace con más vigor la Fe.
TERCERA TESIS:
La unidad emana de la misericordia divina:
En este Año jubilar extraordinario de la Misericordia, tengamos bien presente que no puede haber una auténtica búsqueda de la unidad de los cristianos sin un confiarse plenamente a la misericordia del Padre... La misericordia de Dios renovará nuestras relaciones... La unidad es don de la misericordia de Dios Padre. 3
Rechazo a la tesis:
La unidad no es don de la misericordia del Dios Padre, sino una prerrogativa de vivir en la Obediencia a la Verdad.
Dios transmitió la única Verdad por Jesucristo, ahora es una labor del hombre obedecer dicha Verdad, no modificarla por capricho humano. La Unidad no se da por misericordia, sino por obediencia, y si no se obedece a la doctrina, no puede ni debe existir unidad.


SAN BENITO ROMPE ESTE ECUMENISMO.
Quien obedece, llega al primer grado de humildad como dice San Benito en su Regla:
El primer grado de humildad es una obediencia sin demora. Esta es la que conviene a aquellos que nada estiman tanto como a Cristo...
El Señor dice de éstos: "En cuanto me oyó, me obedeció" (Sal 17,45). 4
Ahora bien, no soy yo quien arroja al basural estas tesis bergoglianas, sino el mismo San Benito. La unidad no se da por actuar en forma conjunta, sino todo lo contrario, por dejar de actuar, pues se actúa contra la voluntad del Padre. Por ello, quien deja de actuar, y obedece, es el que llega a la unidad. Esta debe ser una obediencia sin demora, pues si se demora, es porque no se quiere obedecer, y no se estima ... a Cristo.
"El que a ustedes oye, a mí me oye" (Lc 16,10). Estos tales, dejan al momento sus cosas, abandonan la propia voluntad, desocupan sus manos y dejan sin terminar lo que estaban haciendo, y obedeciendo a pie juntillas, ponen por obra la voz del que manda. 5
Por lo tanto no es el actuar lo que une, pues quien oye la voz de Padre, deja sin terminar lo que estaba haciendo.
Por lo tanto, no se entiende una unidad, donde nadie deja de hacer lo que está haciendo.
Y sigue la Regla:
Por eso toman el camino estrecho del que habla el Señor cuando dice: "Angosto es el camino que conduce a la vida" (Mt 7,14). Y así, no viven a su capricho ni obedecen a sus propios deseos y gustos, ... Sin duda estos tales practican aquella sentencia del Señor que dice: "No vine a hacer mi voluntad, sino la de Aquel que me envió" (Jn 6,38). 6
Caminando juntos hacemos la unidad dice la tesis bergogliana, pero el camino debe ser estrecho, pues es el de la obediencia para dejar de lado los caprichos, deseos y gustos de la secta.
CONCLUSIÓN
Como en la novela de Mary Shelley, Bergoglio, cual otro Frankenstein, rivaliza con el poder divino. No cuesta mucho trabajo ver, que en realidad no es Bergoglio quien lo intenta, pues su capacidad intelectual es deplorable; sino aquel que está detrás de su persona, y que se apoderó de él, el día que estúpidamente pidió a los pentecostales que le aviven el Espíritu Santo. El espíritu se avivó, y lo notamos en estas tres tesis, un espíritu que rivaliza con Dios, otro Frankenstein; y es nuevamente San Benito, quien desenmascara a su verdadero autor.
1 https://w2.vatican.va/content/francesco/es/homilies/2016/documents/papa-francesco_20160125_vespri-conversione-san-paolo.html
2 Ibídem.
3 Ibídem.
4 Regula Sancti Benedicti. Caput V.
5 Ibídem.
6 Ibídem.

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