Calesita

Dialéctica de la misericordia bergogliana

El buen Pastor. Catacumba de Priscila. Siglo III.
Este falso papado no es teológico, tampoco es doctrinal, es dialéctico. Lo único que le importa es el modo en como se mueve la acción; pues la acción genera las formas, y estas formas gestan las nuevas esencias.
LAS DOS CARAS DE LA MONEDA. – Por tal motivo, todo se presenta en forma dialéctica, pero con esa dialéctica que por momentos es hegeliana y en otros es el yin yang del taoísmo. De allí que Kasper y Bergoglio vayan del brazo, como las dos caras de la misma moneda. Kasper es la cara germano intelectualoide de la dialéctica hegeliana, y Bergoglio es el tango de la dialéctica pragmática.
La misericordia y su forma de actuarse (pues es lo único que importa en este falso papado), no escapa a este esquema del ideólogo “Francisco”.
RADICATI NELLA FEDE. – Por ello, el editorial de "Radicati nella fede" (Anno IX n° 4 -Aprile 2016), inicia su planteo cuestionando esta eclética dialéctica superficial, donde por un lado están los severos y por el otro los misericordiosos; de un lado los rígidos en los principios y del otro los comprensivos, y dice:
El planteo no es ser severos o misericordiosos, comprensivos o rígidos, evangélicos o rigoristas; no, el planteo no es este.
INEXISTENCIA DE LO ABSTRACTO. – Como se puede ver, la dialéctica se hace en base a un juicio de personas. Personas compresivas y personas rígidas, misericordiosas o severas, evangélicas o rigoristas. Como el lector puede comprobar, la dialéctica bergogliana no se hace en base a las ideas, pues para Bergoglio, las ideas pertenecen al mundo de lo abstracto, en el cual no existe la acción. Su mundo es lo concreto y sobretodo, lo superficial. Además, concretizando las cosas, su demonio se hace más atrayente, más masivo, más al alcance de todos. Como dirá el editorial, se hace “paquete” para ingresar en los salones del mundo. Por eso continúa el magacín mencionado:
La verdadera alternativa se debe colocar, entre ser católicos o ser clericales.
SOCIOLOGÍA CLERICAL. – Clerical, un término tan manoseado, pasa a ser para este magacín tradicional una caracteriología socilógica especial.
Personalmente, me recuerda la parábola de los administradores de la viña (Cfr. Mateo 21,33-44), que de administradores, pasaron a sentirse dueños de ella, tan dueños que mataron al heredero para quedarse con su posesión.
¿Pero, qué entiende por clerical? Y pasa a explicarlo y lo define como...
...una de las tentaciones más fuertes de la iglesia, se transforma por fuera, quedando siempre fiel a sí mismo. Se adapta a las modas, a las situaciones, porque su finalidad es alimentarse a sí mismo.
...es la operación que hace el hombre para suplantar a Dios.
Como se puede observar, si Bergoglio plantea una dialéctica a través de las personas, el editorial lo hace cuestionando no las personas sino el grupo sociológico de ciertas personas que se han adueñado de la iglesia. Esta estructura administrativa hace que el individuo que ingresa en ella, pase a sentirse como la estructura desea que se manifieste. Por eso afirma:
Para el clerical no está Dios en el centro, con su verdad, su ley y su gracia. Para el clerical en el centro está el hombre de iglesia que siente el deber de actuar por cuenta de Dios. El clerical nace de una consideración justa, como la que dice que no se puede llegar a Dios sin la Iglesia; pero con el andar de los hechos pierde a Dios y solo queda la Iglesia.
Y en esta nueva caractereología de esta novedosísima iglesia, para el magacín ...
El clerical llega a no preguntarse nunca “¿Qué quiere Dios?”, pero se pregunta siempre “¿Qué podemos hacer para que la Iglesia sea escuchada en la sociedad y no sea marginada?” “¿Qué le pregunta hoy el mundo a la Iglesia?”
Pero el editorial quiere diferenciarse de los anteriores sentidos que se aplicó al término clerical, y escribe:
Por lo general, en el pasado, la acusación de clerical se dirigía a los católicos rígidos, un poco conservadores, muy fieles a la jerarquía y a las aplicaciones sin consideraciones de las normas eclesiásticas.
Hoy constatamos que el clericalismo, cual animal camaleóntico se adapta a todo terreno y clima, lo cual es propio de los denominados católicos progresistas, que no solo se creen los verdaderos intérpretes de la voluntad divina, sino que se creen sus libres formuladores.
EL GRAN CAMALEÓN. – Toda una imagen del Gran Camaleón, es nuestro porteño Bergoglio, hombre sin par, protestante con los protestantes, judío con los judíos, anglicano con los anglicanos, musulmán con los islamitas, ecologista con los ecologistas, católico como el que más... ¡Esto es hombre de todo terreno!
Ahora bien, ¿qué tiene esto que ver con la misericordia predicada por el falso papado bergogliano? Y el magacín se expide de este modo:
...gestionan el perdón de Dios como un arma política para introducirse en los salones de la sociedad: perdonar siempre, no juzgar, comprender, excusar, recibir... son los verbos hoy de moda en las filas de aquellos que buscan instaurar un nuevo curso del catolicismo.
LA OQUEDAD MISERICORDIOSA. – ¿Acaso nuestro Francisco, quien siempre firma sin aclarar que es Papa, hace otra cosa? Quien ve otra cosa, por favor, pase a demostralo; por ello sigue opinando el editorial:
El perdón en los nuevos clericales es falso, es solo una palabra hueca, que no busca lo que Dios busca en nosotros: un cambio real.
EL PESIMISMO PROTESTANTE. – Entonces ¿cuál es la causa de no buscar el cambio en esta caracteriología de estos administradores dueños de la iglesia?
El clerical es pesimista sobre el hombre y no posee fe en la gracia, no cree en el cambio de la persona, por esto no pierde tiempo: otorga un fácil perdón retórico y externo a todos, y pienso en otra cosa, preocupado como está por los salones de la modernidad.
LA MADRE DEL BORREGO. – Y aquí ha dado el magacín en el centro del problema. La dialéctica bergogliana nace del pesismismo existencial moderno y sobretodo, del pesimismo de los iconoclastas protestantes. La naturaleza humana está totalmente depravada, por ello no preguntar, no emitir juicios condenatorios, no acusar y perdonar siempre, en todos los casos, pues su depravación le impide cambiar.
LA CARA OCULTA DEL LOGO. – Si se observa el logo del jubileo, se verá que existen en él dos caras:
Una es la que todos los clericales explican llegando al éxtasis místico del perdón. Explicación que cualquiera puede escuchar en cualquier ámbito.
La otra es la cara oculta del logo. Observemos el diseño del siglo III, donde Jesucristo trajo al redil, el cabrito perdido y comparémoslo con el tristísimo logo bergogliano.
En él no aparece el buen pastor llevando su cabrito al redil; esto para la dialéctica bergogliana es proselitismo. Por lo tanto, el logo muestra a Jesucristo quien está obligado a cargar con una naturaleza depravada imposible de cambiar. En esta cara oculta, está este demonio que acusamos en Bergoglio.
Dijimos en otra oportunidad que Lucifer no se dirige a Jesucristo, pues le robó el puesto; solo lo hace con el eterno Padre: es lo que muestra el logo al escribir en forma oval: Misericordiosos como el Padre. Nótese, que Jesucristo es el necio que debe llevar la pesada carga; pero los evangélicos, comprensivos, y misericordiosos de la dialéctica tanguera de Bergoglio, se igualan al Padre, dejando de ser la imagen de Jesucristo, pues no les vemos llevar carga alguna.
Otra lectura de la imagen del logo, la da el fenómeno analizado desde las profundidades del pesimismo moderno, donde cada hombre, como Jesucristo, debe llevar el peso de la depravación total de su naturaleza humana. De allí que se dirija al Padre, que con misericordia tapa todo con la “alegría” bergogliana, lo cual no es otra cosa que una feroz ironía luciferina que apunta a la insensatez divina, donde el Padre errado en su plan, se ve obligado a ser misericordioso en el inútil sacrificio de su Hijo.
AUSENCIA DE PODER DE LA GRACIA. – ¿Esto es catolicismo? De ningún modo, pues para el católico la Gracia re-genera un cambio y sobretodo, produce una metamorfosis en el alma humana, por eso concluimos con el editorial:
Por el contrario el católico cree en el cambio de las personas...

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