Calesita

La Guerra de los Pronombres

El tristemente célebre Monseñor Aníbal Bugnini afirmaba que se debía aligerar el rito de las costras del pasado. Creo que no existe mejor definición que ésta de su obra. Despojó al rito tridentino de las costras del pasado, es decir, de sus tradiciones. De este modo quedó el rito como un ser totalmente desnudo. Por ello exclamó:
Esta es la «reforma litúrgica más vasta que jamás se recuerda en la historia multisecular de la iglesia»,... 1
Y para completar su pensamiento, completemos sus palabras con estas otras, cuando afirma que dicha reforma litúrgica...
...tiende a cambiar radicalmente la faz de las asambleas litúrgicas tradicionales. 2
LA EMANACIÓN DEL RITO. – El aligeramiento del rito tridentino generó otro rito, si queremos, podemos decir que este aligeramiento es una emanación del rito latino, pues toda emanación implica una degradación sobre la substancia emanada. Lo que en la actualidad se practica no es el rito latino, ni su evolución, sino una emanación, la cual ya sacó carta de ciudadanía en la modernidad. Como adolece de Tradición, vemos a diario la irrespetuosidad, la profanación e inducción a errores doctrinarios evidentes. Hoy presentamos uno de ellos.
EMANACIÓN PROTESTANTE. – Es el protestantismo una emanación degradante del catolicismo, con una visión negativa sobre el hombre, producto de la época por la que atravesó. Este pesimismo innato en el alma protestante generó la concepción de la depravación total de la naturaleza humana.
DETERMINISMO SALVÍFICO. – Esto es causa primordial de la concepción protestante sobre las consecuencias del pecado original, el cual ha operado en la naturaleza humana, según ellos, una depravación total. De esta doctrina nunca sostenida por el catolicismo, surge un pesimismo absoluto, producto de la época. Esto hace que se piense que Dios decreta quien se salva y quien se condena por el solo auxilio de su gracia, pues el hombre por su sola libertad está impedido por naturaleza de elegir todo bien.
De este modo se niega la voluntad divina de salvar a todos los hombres (Cfr. 1 Tm 2,3-6), y junto con este deseo divino se niega la libertad humana, pues esta depravación total lo determina a obrar siempre el mal.
JUAN CALVINO. – Esta visión llevó a Juan Calvino (1509-1564), gran padre de la reforma protestante, a la afirmación de una doble predestinación: algunos son elegidos por Dios para la salvación eterna y los otros para la condenación. Así comenzaba desde la emanación protestante la guerra de los pronombres.
LOS ALGUNOS. – La doctrina calvinista predicaba que solo algunos hombres, los predestinados, podía salvarse y eran aquellos por los cuales Jesucristo había derramado su sangre. Para Calvino, Jesucristo derramó su sangre por los algunos.
LOS TODOS. – Jacobo Arminio (1560-1609), protestante holandés, reaccionó contra esta doctrina extrema del calvinismo, y por contrapartida sostuvo que Cristo murió por todos los hombres, y no sólo por los elegidos, aunque solamente estos últimos se salven. En síntesis, Arminio afirmaba que Jesucristo derramó su sangre por los todos.
LOS MUCHOS. – La tradición católica, sostuvo siempre que Jesucristo derramó su sangre no por los algunos ni por los todos, sino por los muchos. Pero esta Tradición sale del Vaticano II totalmente cuestionada, y en estado de crisis, por lo que se debía revisar absolutamente todas las tradiciones litúrgicas, pues como me enseñó mi profesor en esa época, finales de la primavera del 60: las tradiciones no son la Tradición. La pregunta que hoy me hago, es ¿de qué está hecha la Tradición si no es por las diversas tradiciones?
No existe peor decisión, que en plena crisis, se determine reformar todo lo que se encuentra, y esto es lo que hizo el tristemente célebre Bugnini, con el aval de todos los que lo rodeaban.
Así llegamos a la traducción del Canon Romano, metamorfoseado en la Plegaria I, donde se dice:
Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados.
En su lengua original, veíamos escrito otra cosa, pues se decía:
Hic est enim calix sanguinis mei, novi et aeterni testamenti: mysterium fidei: qui pro vobis et pro multis effundetur in remissionem peccatorum.
Como vimos en la primera de nuestras paparruchadas, se tiene un especial placer en manipular las traducciones, método que los iconoclastas protestantes saben hacer a la perfección; pues bien, aquí sucede lo mismo. El pronombre neutro latino multum, fue traducido como sinónimo de omnis o tal vez de totus, pues multis, no significa todos, sino una gran cantidad. ¿Por qué ese placer suicida de manipular traducciones? Porque la Liturgia latina tradicional, sale de un Concilio totalmente cuestionada, y esta acusación conciliar da pie para toda manipulación posible.
De aquí en adelante, seremos espectadores pasivos de una guerra entre los pronombres algunos, todos o muchos.
LA GUERRA DE LOS ADJETIVOS. – La guerra virtual entre términos, no es nueva, ya se dio entre los siglos IV al VI. Una gran mayoría de la cristiandad apoyaba el adjetivo “homoiusius” (ομοιουσιους) para indicar que Cristo había sido “semejante” a Dios Padre, mientras un grupo sin poder, empleaba el término “homousius” (ομοουσιους) para indicar “de la misma naturaleza” que Dios. La “usía” (ουσία) significa “sustancia”, los que detentaban el poder afirmaban que Cristo había sido de una sustancia semejante, pero no de la misma sustancia que Dios. Toda una guerra desatada por una letra griega llamada iota, (ι) i. El problema no eran las letras, sino lo que se escondía detrás de los términos. ¿Quién ganó? Los que no detentaban el poder, pues en cuestiones religiosas no vence el número ni el poder, sino la verdad.
LO QUE OCULTAN LOS PRONOMBRES. – Lo mismo sucede hoy. La guerra de los pronombres plantea un problema de cantidades, pero las cantidades traen aparejados ciertos criterios, que responden a la acción divina. De este modo, detrás de los pronombres se esconden gruesos conceptos enfrentados.
Si Cristo murió por los algunos, indica el concepto de predestinación de Juan Calvino, hoy desaparecido pues la modernidad vive en un panteísmo existencial, y no tolera distinciones de clase de ningún tipo.
Si decimos que Cristo murió por los muchos, le damos la razón a la acartonada, acusada y sospechada Tradición.
Si decimos que Cristo murió por los todos, le damos la razón a Jacobo Arminio. Expresión esta muy de acuerdo con el panteísmo moderno, que no quiere saber nada con distinciones, ni quiere verse comprometido en tomar decisiones.
Vivimos la era de la neutralidad, una era donde no existen los enemigos, ni los herejes, ni los cismáticos. Todos somos todo, y por ende se deben borrar los límites no solo de los sexos o de los países sino también del pensamiento. Por los todos, es una expresión tibia y burguesa, que sacó entrada para esta era de la torpe neutralidad, muy concorde con el neojoaquinismo bergogliano, quien la dice en su celebración.
LA MANO PROTESTANTE. – No me digan ahora, que no existió la mano de los iconoclastas protestantes en todo este asunto de manipular la traducción en la consagración del vino.
LA REACCIÓN. – Como esta paparruchada de los pronombres, es de por sí enorme, los más inteligentes, se percataron que debía sufrir una modificación, cosa que hicieron algunos países, pero algo curioso sucedió en Italia y lo relata Sandro Magister:
En la Iglesia italiana, que tiene en el papa al obispo de Roma y su primado, el episcopado ha transmitido al Vaticano para la "recognitio", es decir, para el control y la autorización final, una nueva traducción del misal que mantiene todavía el "por todos".
Fue, efectivamente, esta la traducción deseada por la aplastante mayoría de los obispos italianos cuando fueron convocados en noviembre de 2010 para votarla.
De los 187 votantes, sólo 11 optaron por el "por muchos". Otros 4 dijeron que preferían la versión "por la multitud". Con la excepción de un voto en blanco, los restantes 171 votaron para mantener el "por todos". A su juicio, abandonar esta tradición habría podido desorientar a los fieles, sembrando dudas sobre la verdad de fe que la salvación se ofrece a todos sin excepción. 3
ANALIZANDO LA DECISIÓN. – Que no se escape al lector, lo que hemos subrayado:
1. En primer lugar, el hecho de considerar el empleo de los todos, como una tradición. Venerables obispos, eruditos científicos galardonados en las mejores universidades del neomodernismo, respondan a esta pregunta: ¿Cuánto tiempo debe pasar para que una moda sea considerada una tradición? ¿Un año? ¿Dos años? ¿Diez años, o un siglo? ¡Pero si apenas pasaron 50 años! ¡Qué veloces que son para transformar una costumbre en tradición! Esto no puede ser una tradición, porque todavía vivimos los que seguían las misas en misales, y vimos todo el proceso reformador.
2. En segundo lugar, no puede ser mejor esta opinión de los obispos italianos y nos da la razón, cuando afirmamos en todos nuestros artículos, que la verdad ya no importa, que lo importante es la acción, y dicha acción de no cambiar un grosero error, mantiene a los fieles en la Fe. ¡Qué bajo hemos llegado! No caben dudas, la praxis genera la verdad, y esta verdad genera una doctrina que se acomoda a los fieles. Esto es el neomodernismo de nuestros días, brindar una fe a la carta, tal como se hace en un restaurante cuando se pide la comida.
3. Como corolario, podemos decir que esta decisión del clero italiano, revela la pésima preparación que se les ha brindado al clero de dicho país.
GIGANTESCA PAPARRUCHADA. – Pero esta paparruchada es gigantesca, y hasta los neomodernos como Bruno Forte, cuya actuación en el síndodo cercana a los filo-gays todos recordamos, hasta él se percató del grosero error, y su opinión es relatada por Sandro Magister:
Teológicamente me parece más respetuosa de la libertad de cada uno la traducción 'por muchos', que por otra parte no excluye de ninguna manera el ofrecimiento de la salvación hecha a todos por Jesús en la cruz”. 4
Y para cerrar nuestro análisis, dejamos un texto tomado de otra página, donde compartimos su opinión:
La liturgia sacramental de la Iglesia, sin negar la universalidad de la salvación, desde los primeros siglos, inspirada en los textos evangélicos de la narración de la Eucaristía, puso la expresión "por muchos", no para excluir a la totalidad de los seres humanos, sino para indicar que la redención es para quienes aceptan a Jesús como su Salvador. El ofreció su vida por todos, pero no por ello todos se van a salvar automáticamente. Sólo quienes lo aceptamos por la fe, que somos muchos, pero no todos.
Esto concuerda con otros textos bíblicos: "Mi siervo justificará a muchos… Cargó los pecados de muchos e intercedió por los rebeldes" (Is 53,11-12). "El Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y dar su vida como rescate por muchos" (Mt 20,28; Mc 10,45). 5
REBELDE SIN CAUSA. – Sin embargo, solo Bergoglio seguirá con el por todos. Se lo debe comprender, es un pragmático, rebelde sin causa, y su cripto-panteísmo neojoaquinista, le aflora en sus palabras, pues su lengua al consagrar expresa lo que su corazón siente.


1ANNIBALE BUGNINI, La reforma litúrgica, B.A.C., 1999 pág. 819.
2Op. cit, pág. 37.
3Sandro Magister. chiesa.espresso.repubblica.it. ROMA, 26 de julio de 2012
4Ibídem. CIUDAD DEL VATICANO, 10 de setiembre de 2012 .

5Felipe Arizmendi Esquivel, Obispo de San Cristóbal de Las Casas. Texto tomado del sitio de la Conferencia del Episcopado Mexicano http://www.cem.org.mx

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