Nos mantenemos en la Tradición por amor a la Iglesia

En su nuevo número de Julio 2015, el Editorial de Radicati nella Fede se defiende de las acusaciones que se le hacen, al adherirse al Rito Gregoriano. “Es solo por amor a la Iglesia que nos obstinamos en contra de todo y en contra de todos, en celebrar la misa tradicional”, – afirman.

Inmediatamente pasa al ataque, señalando que la reforma litúrgica, vigente desde hace 50 años, nace de un vicio arcaizante, algo que señalamos nosotros en nuestros artículos anteriores. “De un solo golpe, quisieron cancelar toda la historia bimilenaria de la Iglesia, queriendo regresar a una mítica era de oro”, – dice el editorial, inventando un nuevo rito simplificado, que falsamente se atribuye a los apóstoles. Esto era algo que Bugnini se jactaba, al decir que le había quitado al rito tradicional todas las costras del pasado.

El Editorial, afirma que muchos creen que se permitió el rito Gregoriano, a causa de la debilidad en la Fe de algunos católicos; sin embargo el nuevo rito moderno se erigió para demoler toda la Tradición que la Liturgia aportaba. Tema este que tratamos en nuestro artículo de Concilio contra Liturgia del 8 de mayo pasado. Por eso afirman con mucho criterio, que la Reforma nace de todos los prejuicios surgidos del Vaticano II.

Esto lo ejemplifican con el rito del ofertorio. Se quitó el rito Gregoriano porque se afirmaba que era medieval y se introdujo una bendición hebrea sobre los dones de la tierra, la cual podemos escuchar todos los domingos.

Luego señalan el peligro de separar a Cristo de su Iglesia, algo que vemos a diario en este papado cero, peligro que lleva siempre a la herejía.

Por último, marcan el valor de la Historia de la Iglesia en dejar la mejor oración y en quitar la que tenía peligros de errores. Por todo esto, declaran obedecer a la Historia de la Iglesia y no a los gustos arcaizantes que gobernaron y rigieron esta desastrosa reforma.

Con tristeza, nosotros comprobamos esto cada domingo, sobretodo al observar la forma con que se manosea a Jesucristo, haciendo una comunión vergonzosa.

rnf 7_2015.pdf