Calesita

Pido resistencia


El día 20 de agosto publicamos nuestra crítica, a las desastrosas misas que por desgracia nos obligan a presenciar. Frente a la indiferencia y al cómplice silencio de quienes deben poner fin a la liturgia coribante o de la festichola, se me hace un deber exponer ciertos criterios frente a ciertas misas que estos sacerdotes y obispos, oriundos en la patria de Bergoglio, pretenden imponernos.
Decía Nuestra Señora el día 12 de enero de 2009: “Pido resistencia...”.1 Así es, el nuestro es un movimiento de resistencia. Decía Carl Schmitt, que la resistencia era una contrarrevolución; por consiguiente, nuestra resistencia es contraria a la Revolución Vaticana, al bergoglianismo y sobretodo a la liturgia de la festichola.
Observen detenidamente, lo que dice casi al concluir su artículo:
Cada vez es más frecuente escuchar que en tal Iglesia celebran la Misa con galletas María, o que en lugar de vino, lo hacen con Coca-Cola…
Como se comprueba, la liturgia de la festichola no es patrimonio del Obispado de Quilmes, ni de la patria de Bergoglio, sino que procede allende los mares.
LA RESISTENCIA. – ¿Qué se debe hacer frente a estas misas sacrílegas? Resistir. No formamos parte de la gilada que acepta todo lo que estos descabellados obispos y sacerdotes pretender imponer. Se terminó la era donde se decretaban cambios exorbitantes a capricho. No estamos en la década del 60.
La resistencia tiene sus principios y su historia. Esto es consecuencia del nefasto Concilio Vaticano II, pues quienes nos hemos educado dentro del mismo, hemos en algún momento adherido a la idea de secularización. Este catastrófico error hace que se borren los límites de lo sagrado y de lo profano: De allí que constatamos como lo sagrado se hace profano (comulgar con las manos) y lo profano se hace sagrado (usar Coca-Cola en vez de vino).
VALIDEZ DE LAS MISAS. – La pregunta que nos hacemos hoy es, ¿cuándo una misa es válida? Lo enseña el Padre Lucas Prados:
Para que la consagración sea válida (y como consecuencia la Misa también) hacen falta los siguientes requisitos:...
1.- Que el sacerdote esté válidamente ordenado.
Dado que la Misa sólo la puede celebrar un hombre que haya recibido el sacramento del Orden en el grado del presbiterado o superior, se supone que todo sacerdote que tiene un cargo parroquial en una diócesis, está válidamente ordenado. La única duda que podríamos tener vendría del obispo que le ordenó. Si el obispo que ordenó a este sacerdote no celebró este sacramento según los requisitos que exige la Iglesia para ello, entonces el sacerdote en cuestión no estaría válidamente ordenado y como consecuencia no sería sacerdote. En otras palabras, las misas, y los demás sacramentos que requirieran tener el sacramento del Orden en el grado de presbiterado, serían nulos.
2.- Que el sacerdote pronuncie la fórmula de la consagración tal como aparece en los libros litúrgicos aprobados por la Santa Sede y por la Conferencia Episcopal de cada país.
Si el sacerdote celebrante cambia voluntariamente en todo o en parte la fórmula de la consagración, en las palabras que se consideran esenciales para la misma, la consagración es inválida.
Si el sacerdote celebrante cambia la fórmula de la consagración en las partes que no son esenciales, la consagración sería válida pero ilícita.
El sacerdote debe respetar con integridad todas y cada una de las palabras tal como aparecen en el Misal aprobado por la Santa Sede, ya sea éste del Novus Ordo como el Misal Romano Tridentino.
¿Cuáles son las palabras de consagración del pan y del vino?
Para la consagración del pan: “Hoc est enim corpus meum” y las traducciones dispuestas por la Santa Sede. Se consideran esenciales para la validez: “Hoc est Corpus meum”.
Para la consagración del vino: “Hic est enim calix sanguinis mei, novi et aeterni Testamenti, mysterium fidei, qui por vobis, et pro multis effundetur in remissionem peccatorum” y las traducciones dispuestas por la Santa Sede. Se consideran esenciales para la validez: “His est calix sanguinis mei”.
No es lícito añadir ni omitir una sola de las palabras de esta doble forma sacramental sin hacerse reo de pecado grave, a no ser por involuntaria distracción o inadvertencia. Y si el cambio se hiciera en las palabras esenciales para la consagración, no habría consagración y como consecuencia, tampoco habría Misa.
3.- Que el sacerdote celebrante tenga la intención de consagrar el pan y el vino, para que así se transformen en el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.
Si el sacerdote, bien por falta de fe o por algún otro motivo, no tiene intención de consagrar, -tal como la Iglesia entiende este término, y le da otro diferente-, la consagración sería inválida.
GARANTÍAS DEL RITO GREGORIANO. – Esto no se da en el Rito Extraordinario, pues para decirlo de un modo sencillo, quien consagra es Jesucristo por medio del sacerdote; mientras que en el Rito Ordinario del Novus Ordo, quien consagra es el sacerdote haciendo referencia a Jesucristo. Por ello, nuestra resistencia se hace necesaria, pues existen veces donde no se sabe bien si el sacerdote cree, y si no cree, como dice el Padre Prados...
...el fiel ... no recibiría la Sagrada Comunión sino un trozo de pan.
SEÑALES DE LA FALTA DE FE. – ¿Cuándo un sacerdote demuestra que tiene fe? Dice el Padre Lucas Prados que esto se da cuando se observa que:
Cree en la Eucaristía y en los demás sacramentos y dogmas de la Iglesia.
Celebra la Misa con respeto, devoción y siguiendo las rúbricas tal como dice la Iglesia.
Su predicación es profunda y sobrenatural.
En su predicación y catequesis habla del respeto a la Eucaristía, de la necesidad de recibirla en estado de gracia santificante, y de confesarse previamente a su recepción si hubiera pecado grave.
Es respetuoso con el sacramento de la Eucaristía: se arrodilla ante el Santísimo expuesto, cuando pasa por delante de Él o después de hacer la elevación del mismo en la Santa Misa.
Purifica cuidadosamente los vasos sagrados y se purifica los dedos después de distribuir la Sagrada Comunión.
No usa los ministros extraordinarios de la Eucaristía si no hay necesidad.
Otros signos externos: lleva vestidura talar, usa los ornamentos litúrgicos establecidos para la celebración de la Santa Misa…
La presencia de todos o de la mayoría de estos “signos” nos habla a favor de que tenga intención de consagrar. La ausencia de la mayoría de estos signos hablaría en contra de su intención; por lo que probablemente no habría consagración, ni tampoco Misa.
Por consiguiente, concluimos junto al padre Lucas Prados, para una misa válida se requiere...
4.- Que para la confección del sacramento se use la materia prescrita para el mismo: pan ácimo de trigo y vino de vid.
La única materia que el sacerdote puede usar en la celebración de la Santa Misa para la confección del sacramento de la Eucaristía son: pan ácimo de trigo (en el Rito Romano) y vino de vid. Si el pan que se usa es de trigo, pero no ácimo, la consagración sería válida (en cuanto a la materia de la misma), pero ilícita. Cualquier otro producto que utilice que no sean pan de trigo y vino de vid, hace que no haya consagración, y como consecuencia, que la Misa sea inválida, y además, sacrílega.
YO RESISTO. En esto consiste nuestra resistencia: observar lo que hace el sacerdote, si cumple con estos requisitos. Si se observa que la misa es ilícita o sacrílega, como el hecho de consagrar con Coca-Cola, es obligatorio alejarse y alejar a cuantos podamos de tales pecados.

1 Mensaje 106.

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