El 7 de Octubre es la
festividad de La Reina del Santísimo Rosario.
En la cuarta lectura del
Segundo Nocturno de Maitines, encontramos este texto:
Cuando la herejía de los
albigenses se extendía impíamente por la provincia de Toulouse
siendo sus raíces cada día más profundas, Santo Domingo, quien
fundó por entonces la orden de Predicadores, se propuso erradicarla
por completo.
Y para conseguirlo
definitivamente, imploró con asiduas oraciones el auxilio de la
Santísima Virgen, a quien se le ha otorgado la facultad de destruir
todas las herejías del universo entero y cuya dignidad, dichos
herejes, atacaban descaradamente.
Habiendo recibido de Ella
el mensaje (según nos relata la tradición) de predicar a los
pueblos con el Rosario, como ayuda singularmente eficaz contra las
herejías y los vicios, es sorprendente ver con qué celo y con qué
éxito él llevó a cabo el trabajo que se le había encomendado.
Hoy, el Rosario es una
fórmula especial de oración en la cual se distinguen quince decenas
de saludos angélicos, separados de la oración del Señor, y en cada
uno de los cuales recordamos meditando píamente, otros misterios de
nuestra redención.
Desde entonces, este modo
de orar comenzó a darse a conocer y a propagarse, gracias a Santo
Domingo. Y que él sea el artífice y el autor, se lo encuentra
afirmado a menudo en las letras apostólicas de los Sumos Pontífices.
En el Responsorio que sigue
a la lectura se canta:
R.
Tú eres la gloria de Jerusalén, tú eres la alegría de Israel, tú
eres el honor de nuestro pueblo, tú has obrado virilmente:
*
Porque solo tú has destruido todas las herejías.
V.
Eres bella y graciosa, terrible como ejército ordenado en batalla.
R.
Porque solo tú has destruido todas las herejías.
Desde sus inicios esta
misión de Nuestra Señora de la Humanidad, se construyó con el rezo
del Santísimo Rosario; arma eficaz, como dice la lectura, contra los
herejes, contra el vicio y contra el neo-modernismo que erróneamente
han abrazado muchos de nuestros prelados.
En ciertas ocasiones, hemos
escuchado decir de sus muy modernas enseñanzas, que esta práctica
se perdió en el tiempo. Como si las armas más eficaces pierden su
poder por el paso de las horas.
Con esta arma del Santo
Rosario, esta misión, abrió camino por toda la Argentina, llegando
hasta el Paraguay.
Regina Sacratissimi
Rosarii, ora pro nobis.
Reina del Santísimo
Rosario, ruega por nosotros.
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